sábado, 19 de julio de 2014

EL DESTINO ES CHAMBÓN

     El discutible principio popular de que "no hay dos sin tres" nunca fue más objetable que en el caso de Juan Pedro Rearte. Este viejo criollo, que había sido durante quince años cochero de la Compañía de Tranvías Ciudad de Buenos Aires se fracturó una pierna hacía fines de la centuria pasada. Fue el suyo un accidente alegórico de fin de siglo: el tranvía que dirigía se llevó por delante la última carreta de caballos que cruzaba las calles del centro. En "El Diario" de Láinez se destacó este episodio urbano como un postrer incidente de la lucha entre la Civilización y la Barbarie; y así, en virtud del descuido que le impidió detener los caballos de su coche en la barranca de la calle Comercio, Rearte fue investido por el anónimo cronista, del carácter de símbolo del Progreso.
     El involuntario agresor de la última carreta tucumana fue llevado al Hospital de Caridad, en una de cuyas salas aguardó, con la paciencia de todos los humildes, a que el tiempo le soldara los dos fragmentos de tibia, violentamente separados por el choque y no menos violentamente puestos en presencia uno de otro por el precipitado cirujano que le hizo la primera cura. El buen discípulo de Pirovano, a fin de ahorrar unos minutos, le acortó en cuatro centímetros la pierna derecha al pobre conductor de tranvía.
     En su premura por asistir a aquel acto de beneficencia, había tratado la fractura, que era directa y total, como si fuese simple e incompleta, y dado que entre los milagros que puede obrar la Naturaleza, que son muchos, no se cuenta, sin embargo, el de corregir los errores de los médicos, Juan Pedro Rearte abandonó el hospital cojeando, y cojeando penetró en el siglo XX.
                                      Arturo Cancela y Pilar de Lusarreta
     

lunes, 14 de julio de 2014

LAUS VENERIS

     ¿Duerme o permanece en vela? Porque su cuello, besado de muy cerca, lleva todavía una mancha purpúrea donde la sangre asesina palpita y se borra; dulce y dulcemente mordida, más bella a causa de la mancha.
     ¡Oh, esa mancha violácea en ese bello cuello de mujer dormida y el abandono tan parecido a la muerte, la calma de ese cuerpo postrado de placer! ¡Cómo me atraía aquella mancha! ¡Hubiera querido acercar mis labios y chupar lentamente todo el alma de aquella mujer, hasta su sangre! Y luego, ese pulso regular me enervaba: el hálito de su respiración, su pecho que subía y bajaba, me obsesionaban como el tic-tac del péndulo en una pesadilla. Vi el momento en que mis manos crispadas iban a enlazar la garganta de la durmiente, sí, la garganta, y apretarla hasta que dejase de respirar. Hubiera querido estrangularla y morderla, impedir que respirara sobre todo. ¡Ah! ¡Ese aliento continuo!.... Me levanté, con un sudor frío en las sienes, agitado por el alma de asesino que había poseído durante diez segundos: tenía que haber atado mis dos manos, una a otra, para impedir que se posaran en ese cuello.... Ella dormía, y de sus labios salía un olorcillo a podredumbre....., todos los humanos exhalan ese olor desabrido al dormir.
     La palpitación de la vida siempre me ha provocado una extraña pasión destructiva, y ya son dos veces las que he sorprendido en mí ideas de muerte en el amor.
     ¿Habrá dos seres dentro de mí?
                                                  Jean Lorrain  El maleficio (ver entrada en blog)

sábado, 12 de julio de 2014

Todas las cartas de amor son ridículas.....

Ibis mío llamado Ofélia:
¡Pásmate, ente pequeñísimo!, ¡aquí te estoy escribiendo, contra mi hábito, uso y costumbre! Parece imposible, pero no hay duda. La pluma corre sobre el papel, tiene tinta, y por eso produce letras. Esas letras forman palabras....pero esas palabras no tienen sentido que digamos.
Ibis del Ibis: quiero besitos, , quiero muchos besitos. Tengo hambre de besitos, tengo sed de besitos, tengo sueño de besitos. Sólo besitos es lo que no tengo. Mañana, a la 1, paso por tu casa, como está acordado. Creo que me conocerás, pues puede que pase disfrazado de vendedor de billetes de lotería, o de mano-de-vaca, o de carreta por componer. Todavía no lo sé. Si no tuviese juicio, iría a por mi juicio.
¿Sabes que estoy pensando que tendré, al final, tiempo de ir a esperarte? Si compruebo que sí, llevo yo mismo esta carta y se la entrego al Ibis del Ibis de la Ibis del Ibis. 
Tú, hoy o mañana, si tienes ocasión y quieres acordarte de cierto Ibis que te quiere un tanto o cuanto, haz lo posible por acordarte. Sí, Niñita del Niñito del Bebé del Ibis de la Avispa de
                                                                                                                                              Fernando
                                                    Fernando Pessoa  Cartas de amor a Ofélia 

miércoles, 9 de julio de 2014

LA MONTAÑA

   El niño empezó a treparse por el corpachón de su padre, que estaba amodorrado en su butaca, en medio de la gran siesta, en medio del gran patio. Al sentirlo, el padre, sin abrir los ojos y sotorriéndose, se puso todo duro para ofrecer al juego del hijo una solidez de montaña. Y el niño lo fue escalando: se apoyaba en las estribaciones de las piernas, en el talud del pecho, en los brazos, en los hombros, inmóviles como rocas. Cuando llegó a la cima nevada de la cabeza, el niño no vio a nadie.
  - ¡Papá, papá! -llamó a punto de llorar.
  Un viento frío soplaba allá en lo alto, y el niño, hundido en la nieve, quería caminar y no podía.
  - ¡Papá, papá!
  El niño se echó a llorar, solo sobre el desolado pico de la montaña.
                                 Enrique Anderson Imbert

martes, 8 de julio de 2014

A LOS LIBERTINOS

     A los libertinos de todas las edades y sexos, y de todas las aficiones, a vosotros dedico esta obra. Vuestras pasiones, que los fríos y aburridos moralistas os encarecen temer, no son más que el medio por el cual la naturaleza trata de exhortaros a que realicéis su tarea: por lo tanto, sometéos a esas pasiones, y permitid que los principios que aquí se expresan os alimenten.
     Mujeres sensuales: emulad a la voluptuosa Saint Ange, sometéos a las leyes divinas del placer, e ignorad todo lo que las contraríe.
     Jóvenes doncellas: copiad a la ardiente Eugenia; repeled todas las constricciones de vuestra ridícula religión; despreciad los preceptos de vuestros necios padres; en cambio, rendíos a las leyes de la naturaleza que la lógica describe, y a los brazos de los que han de ser vuestros amantes.
     Hombres lascivos: haced como el pícaro Dolmancé; reconoced sólo el gobierno de vuestros deseos, sólo los límites de vuestra imaginación; y aprended de él que sólo explorando y ensanchando la esfera de vuestras aficiones y caprichos hallaréis el placer verdadero.
     A todos: debemos percatarnos de que fuimos lanzados a esta vida de aflicción sin nuestro consentimiento, y que desde el albor de nuestra conciencia hemos sido asaltados por los sofismas de quienes aprovechan nuestra condición; si queremos gozar el más breve momento de placer-- si deseamos plantar ocasionalmente una rosa en el rocoso sendero de la vida--tendremos que sacrificarlo todo a las exigencias de nuestros sentidos. 
     Tal es la lección de los filósofos de alcoba.....
                          Marqués de Sade  Filosofía en la Alcoba.

lunes, 7 de julio de 2014

Definiciones:

Amor : Insania temporaria curable mediante el matrimonio, o alejando al paciente de las influencias bajo las cuales ha contraído el mal. Esta enfermedad, como las caries y muchas otras, sólo se expande entre las razas civilizadas que viven en condiciones artificiales; las naciones bárbaras, que respiran el aire puro y comen alimentos sencillos, son inmunes a su devastación.

Ambrose Bierce    

sábado, 5 de julio de 2014

HAY QUE ENTORNAR PRUDENTEMENTE

Felipe Núñez (1955) es el poeta más secreto de la actual poesía española, pero para los lectores que conocen su obra también es uno de los más imprescindibles. Poeta de ediciones minoritarias y casi "clandestinas", alejado de grupos y escuelas. Poesía culta, irónica y original. Creador de un lenguaje inusual y referente de la renovación de la literatura.

   Hay que entornar prudentemente
las ventanas, las puertas,
clausurar la gatera con cartones,
en verano, ahora,que
                                                   no penetre la flama de la siesta,
                                                   y conservar
                                                   una penumbra amena
                                                   en que dormirse oyendo
                                                   la intermitente y lenta
                                                   agonía de las moscas, que conviene
                                                   tratar un rato antes
                                                   con flix a grandes dosis. Hay.
                                                   Y sobre todo hay,
                                                   en beneficio de futuros veranos,
                                                   que no salir a la calina, no,
                                                   y callar de calor o morir de despiste ante
                                                   el cigarramen que se desgañita.

                  Felipe Núñez  Balizamiento para un aterrizaje nocturno

CANTO PRIMERO

     Quiera el cielo que el lector, animoso y momentáneamente tan feroz como lo que lee, encuentre sin desorientarse su camino abrupto y salvaje a través de las ciénagas desoladas de estas páginas sombrías y rebosantes de veneno; pues, a no ser que aplique a su lectura una lógica rigurosa y una tensión espiritual equivalente por lo menos a su desconfianza, las emanaciones mortíferas de este libro impregnarán su alma, igual que el agua impregna el azúcar. No es aconsejable para todos leer las páginas que seguirán; solamente a algunos les será dado saborear sin riesgo este fruto amargo. Por lo tanto, alma tímida, antes de penetrar más en semejantes landas inexploradas, dirige tus pasos hacia atrás y no hacia adelante, del mismo modo que los ojos de un niño se apartan respetuosamente de la augusta contemplación del rostro maternal.
Lector, quizá desees que invoque al odio en el comienzo de esta obra. ¿Quien te dice que no has de aspirar, sumergido en infinitas voluptuosidades tanto cuanto quieras, con tus orgullosas ventanas nasales amplias y afiladas, volviéndote de vientre al modo de un tiburón en el aire hermoso y negro, como si comprendieras la importancia no menor de tu legítimo apetito, lenta y majestuosamente, las rojas emanaciones? Te aseguro que los dos agujeros informes de tu asqueroso hocico, ¡oh monstruo!, se regocijarán si previamente te ejercitas en respirar tres mil veces seguidas la conciencia maldita del Eterno. Tus ventanas nasales, desmesuradamente dilatadas por el goce inefable, por el éxtasis inmóvil, no pedirán nada mejor al espacio embalsamado como de perfumes e inciensos; pues se colmarán hasta el hartazgo de una dicha completa, como los ángeles que habitan en la magnificencia y la paz de los cielos deleitosos.......
  Isidore Ducasse "Conde de Lautréamont" Los Cantos de Maldoror (ver entrada en blog)




jueves, 3 de julio de 2014

Bailar de nuevo en tu vestido

Querida. En estos momentos, cuando
el Otoño aparece lentamente.
Y sólo me acompaña Billie Holiday
cantando Lover Man y Crazy he call me.
                                                                   En nombre
de cuanto amamos, te felicito.
Te felicito Octubre dulcemente.
Recuerdo con especial melancolía
el tiempo que hemos vivido juntos.
Reconstruyo aquel Mundo que doramos.
Tus ojos que a veces eran inacabables.
Tiempo perfecto. Cuando la voluptuosidad
fue la única luz entre las sombras
de un sitio triste y alquilado.
Días que ardieron
                               tan justos y serenos
como los ojos de un amante
tras el placer. Como la mutua
aceptación de nuestros cuerpos y su historia.
Hay cosas que no se juzgan. Se
contemplan.
                      Te felicito este Otoño
                                                           José María Alvarez