Personaje de la novela Drácula de Bram Stoker (1847-1912), popularizado más tarde por sus numerosas versiones cinematográficas: Nosferatu, de F.W.Murnau (1922), y Drácula, de Tod Browning (1931), fueron las pioneras de una larga serie. El conde Drácula (vampiro que se alimentaba de sangre humana) y su legendario y misterioso castillo de Transilvania, componen un universo simbólico fuertemente anclado en el inconsciente colectivo. Stoker se inspiró en la leyenda de los Cárpatos que narraba la lúgubre y sangrienta disposición de un conde autócrata que impuso el terror en sus dominios. Drácula es, hoy en día, el arquetipo del mal en perpetua lucha con el inefable y altruista Dr. Van Helsing, auténtica encarnación del bien que libera a la humanidad de un monstruo execrable. Drácula, sombrío, fascinante y dotado de una elegancia siniestra, es ya personaje clave de esa mitología contemporánea que el inconsciente popular adoba con suficientes dosis de un sadismo y un masoquismo latentes y enmascarados. Drácula es el arquetipo sexual de lo malvado, que, finalmente muere; aunque dejando adivinar que su esencia no desaparece jamás y siempre puede resurgir de nuevo.
Escritor universalmente famoso por sus obras de literatura infantil Alicia en el país de las maravillas y su segunda parte, A través del espejo. Dogson tenía una extraña y desmedida afición por las niñas, únicos seres entre los que según confesaba se sentía a gusto. Pese a su "manía", nunca llegó a tener ningún escándalo dada su naturaleza extremadamente puritana, aunque si tuvo ciertos problemas con algunos padres que veían fantasmas donde no los había. Dogson solía fotografiar a las niñas, siempre menores de catorce o quince años, en las más variadas posturas, semidesnudas y de cuyos cuerpos emanaba un equívoco e inquietante erotismo. Llegó a coleccionar un buen número de fotografías, muchas de las cuales destruyó él mismo o fueron quemadas a su muerte.