Francesco da Barberino nació en 1264 en Barberino (Italia), de padres de condición modesta que se preocuparon mucho de procurarle una buena educación.
Es el primero que aparece entre los cuentistas del siglo XIII que en realidad merece el epíteto de galante, pues no llega a licencioso y en sus narraciones, algo infantiles, descubrimos un pudor elegante y de buen tono.
Francesco pasó en Barberino sus primeros años, educado con excesiva severidad por su padre, pese a la buena disposición del niño para el estudio. Es enviado a Florencia, donde fue condiscípulo de Dante. Después de concluidos sus estudios de los Siete Artes se trasladó a Bolonia a estudiar leyes civiles y derecho canónico y donde empezó a ejercer su profesión de notario. Se establece en Florencia, donde cultivó con asiduidad las letras y convivió con los grandes poetas de su tiempo. Se vió obligado a abandonar Florencia por motivos políticos y se trasladó a Padua, donde completó sus estudios jurídicos.
Dejó, entre otras obras, Documenti di amore, un tratado del Reggimento e de costumi delle donne, Fiori di novelle y muchas canciones y poemas cantando las virtudes y belleza de su esposa.
Sus obras, perdidas en su mayoría, se distinguen por sus preceptos y consejos morales.