Yo querría morirme esta misma noche, yo he vivido demasiado. La Escritura aconseja setenta años, dice que después todo es cansancio de la carne, todo es congoja, y yo ya he dejado atrás esa fecha, yo tengo setenta y ocho años, de modo que estoy esperando la muerte, esperándola con gran esperanza, porque sé -es el único acto de fe que profeso- que la muerte será definitiva, que no habrá otra vida..... Si hubiera otra vida, ¿qué sentido tendría la muerte, sino el de un juego, un juego tonto? Es mejor pensar que la muerte es total, que yo moriré en cuerpo y alma. (1978)
Yo espero morir enteramente, como decía mi padre, morir del todo, cuerpo y alma. Y espero ser olvidado después de mi muerte. No quiero ser más tarde una calle, una estatua o una esquina. Aquí la gente al morir quiere convertirse en calles, en esquinas. Lugones se suicidó y pidió que no se diera nombre a ninguna calle. Hoy hay dos con su nombre. Y eso que él lo dejó expresamente estipulado, pero la Municipalidad no le hizo caso. La familia protestó. Y no pasó nada..... (1986)