Stephen Crane fue el catorceavo hijo de un pastor metodista de New Jersey. Al terminar sus estudios en 1891 llegó a New York para dedicarse al periodismo. Y efectivamente, después de largas y profundas exploraciones en los barrios bajos neoyorkinos, después de vivir en pensiones siniestras, después de permanecer horas en las esquinas viendo pasar gente, después de beber en los antros más peligrosos y con la clientela más peligrosa, Crane nos presenta su primera novela: Maggie, una chica de la calle (1893).
Es ésta una novela construida a base de impresiones verbales, escenas de vecindario, el caos de los patios interiores y las puertas traseras de los bares donde constantemente pululan niños con jarras de cerveza. Maggie, la tragedia de una joven del East Side, aun siendo la primera obra de Crane está ya escrita con esa maravillosa espontaneidad y frescura que caracterizaría más tarde toda su obra.
Crane utiliza el diálogo con una precisión y escrupulosidad casi cortante, imprimiendo así a su prosa un ritmo literario perfecto.
Crane es un maestro en el arte de decirlo todo con la mayor economía de medios. Fue el primero en escribir poesia inglesa en verso libre y sobre todo, lo que le valió fama fue la publicación de su novela La insignia roja del valor.