¿Será el torito descendiente del cocodrilo de la ladera de Fray Luis, que, hecho bronce, señala a los que indican la ranita sobre la calavera? Simpático anfibio entre programas humanistas y lecciones áureas, avisa fascinante sobre el pecado de la lujuria. Torre del Gallo, Conchas de la Casa, caballitos de mar, gárgolas y grifos, un mono encadenado, el unicornio de la veleta de San Martín, que da coces al río si no llueve....., híbridos animales del acanto, monstruosas mutaciones, hombres lobos de tímpanos románicos, langostinos platerescos....Calles del Grillo y de la Sierpe.
Mayúscula sorpresa de los vacceos cuando vieran vadear la niebla del río a los cuarenta elefantes de los cartagineses. Dobermans y cigüeñas se aclimatan al fuel-oil. En la orilla las ratas. Las gaviotas picotean los residuos del Clínico. Un antiguo colegio tenía por mascota una osa viva, otro una espina de ballena. Nuestro Santo Patrón, agustino de temple franciscano, pacificador de bestias, fue, además, obedientísimo de los prelados. No es de sorprenderse que el día de Nochebuena de 1890, con motivo de las fiestas de su canonización, se iluminara la ciudad mientras parejas de animales tenidos hoy por fabulosos y exóticos portaban inscripciones y cartelas alusivas en verso a la gloria del santo, guiados por etíopes. Sátiros y faunesas tripulaban una carroza en forma de navío. Comitiva emblemática que el patrón de este Arca de Noé escuchó y contempló desde los cielos. Dicen que un naturalista extranjero está haciendo el censo de cigüeñas y cigoñinos. ¿Incluirá la zancuda de escayola?
Aníbal Núñez, pequeña guía incompleta y nostálgica de Salamanca