Mujeres sensuales: emulad a la voluptuosa Saint Ange, sometéos a las leyes divinas del placer, e ignorad todo lo que las contraríe.
Jóvenes doncellas: copiad a la ardiente Eugenia; repeled todas las constricciones de vuestra ridícula religión; despreciad los preceptos de vuestros necios padres; en cambio, rendíos a las leyes de la naturaleza que la lógica describe, y a los brazos de los que han de ser vuestros amantes.
Hombres lascivos: haced como el pícaro Dolmancé; reconoced sólo el gobierno de vuestros deseos, sólo los límites de vuestra imaginación; y aprended de él que sólo explorando y ensanchando la esfera de vuestras aficiones y caprichos hallaréis el placer verdadero.
A todos: debemos percatarnos de que fuimos lanzados a esta vida de aflicción sin nuestro consentimiento, y que desde el albor de nuestra conciencia hemos sido asaltados por los sofismas de quienes aprovechan nuestra condición; si queremos gozar el más breve momento de placer-- si deseamos plantar ocasionalmente una rosa en el rocoso sendero de la vida--tendremos que sacrificarlo todo a las exigencias de nuestros sentidos.
Tal es la lección de los filósofos de alcoba.....
Marqués de Sade Filosofía en la Alcoba.