Llegó la primavera; por los barrotes de la torre treparon perfumadas glicinas.
-Un día nos iremos, dijo el águila.
-¿De verdad? Exclamó Prometeo.
-Me he fortalecido; y tú has adelgazado; ya puedo llevarte.
-Aguila, águila mía..... Llévame.
Y el águila se llevó a Prometeo.
André Gide Prometeo mal encadenado