Es un caso espeluznante
y difícil de narrar,
un suceso apasionante
de acción ruín y criminal.
Allá por el mes de Julio
a las orillas del Duero
dos bañistas casualmente
unos restos descubrieron.
Un brazo junto a una pierna,
al parecer de mujer,
dos señores encontraron
y horrorizados del caso
no han dejado de correr.
No tardan en avisar
el caso a la policía
y ésta, con actividad,
sus pesquisas emprendía.
El Duero fue rastreado
en una larga extensión
y amarrada a un ladrillo
otra pierna apareció.
Hechas las indagaciones
poco costó averiguar
que la víctima es mujer
de vida no natural
y se llamaba "la Tina",
de cuarenta años de edad.
El criminal es un viudo
que sesenta ya cumplió,
con seis hijos que sin culpa
sufrirán difamación.
Con gran cinismo declara,
este viudo criminal,
de la forma que este crimen
él lo vino a realizar.
Comieron él y la víctima
de forma descomunal
y la mujer acostóse
pensando así descansar.
El momento aprovechó
con un hacha el criminal
y la cortó la cabeza
de un golpe descomunal.
A la cocina arrastró
el cuerpo de aquella víctima
y con saña seccionó
cabeza, tronco, piernas y brazos
y en una caja escondió.
Poco a poco cada día
dentro de un saco llevó
y por encima del puente
al río Duero arrojó.
Y el Duero los recogía
pensando el crimen vengar
y sus aguas a la orilla
los restos quiso llevar
y el crimen se descubría
de manera singular.
Y a grandes rasgos descrito
termina aquí este romance
del criminal depravado
que pensó que el río Duero
se lo iba a tener callado.
Cantar de ciego (romance popular)