Soñé anoche que Filis, de regreso,
bella como lo fue en la luz del día,
quiso que yo gozase su fantasma,
nuevo Ixión abrazado a una nube.
Se deslizó en mi lecho murmurando,
ya desnuda su sombra: "Al fin he vuelto,
Damón, y más hermosa: el reino triste
Donde me guarda el hado, me embellece.
Vengo para gozarte, bello amante,
Vengo por remorir entre tus brazos".
Después, cuando mi llama se extinguía:
"Adiós —dijo—, regreso entre los muertos.
De joder con mi cuerpo te jactabas,
Jáctate hoy de haber jodido mi alma".
Théophile de Viau (1590-1626)