Cuando se quieren capturar elefantes en los grandes desiertos sin matarlos, para domesticarlos y que sirvan de ayuda a los reyes en las batallas, se cavan grandes fosas en los caminos por donde se sabe que pasan, y al pasar caen dentro. Entonces, llega uno de los cazadores y golpea al animal; después viene otro cazador tras el primero y le pega en presencia del elefante. Y así como el primer cazador finge golpear al elefante, el segundo hace ver que lo defiende y protege para que no reciba más golpes, y luego le da cebada de comer. Y cuando lo ha hecho así tres o cuatro veces, el elefante toma afecto al que le ha defendido y le ha dado de comer.
También se domestica cuando le dan de comer unos gusanos llamados camaleones, que tienen el vientre blando y el lomo duro.
Cuando el elefante lucha con el unicornio, le presenta la espalda, y no el vientre.
Por naturaleza, los elefantes son bondadosos y no tienen hiel, pero también son feroces accidentalmente, a saber, cuando se les hostiga en exceso.
Aristóteles dice en su octavo libro de las bestias, que no hay en la tierra animal más longevo que el elefante. Cuando sale del vientre de su madre, tiene el tamaño de un ternero de dos años y el macho es mayor que la hembra.
Bestiario Medieval (hacia 1150)