Dan pareció salir de un sueño. Con un gesto lento, inexorable, pasó su pierna por sobre el borde de la ventana, inclinándose para pasar todo el cuerpo. Divisó allí abajo, lejos, sobre la calzada, un grupo compacto e, instintivamente, se contrajo como para evitarlos. Su cuerpo dio vueltas en el vacío como una especie de torpe rana y se aplastó sobre el duro pavimento.
El fotógrafo Max Klein tuvo tiempo de sacar la foto de su carrera antes de que la policía se llevara el cadáver. Apareció en "Life" algunos días más tarde.
Era una excelente fotografía.
Boris Vian Todos los muertos tienen la misma piel (1947)