"Si usted
escoge a un niño, de unos quince años, bien domesticado, bien nutrido y mejor
recomendado, y se lo lleva a su casa, para que le sirva de criado, pueden
ocurrirle varias cosas : que a la larga no le guste el criadito, al
crecer, se case con una de sus preciosas hijas y se funda, así, una nueva rama
de su ya bien cimentada y respetada familia, que dicho criado aumente el
clan familiar sin las correspondientes legalizaciones previas. O que ese niño,
ese tierno adolescente, un día, porque sí,
asesine a toda la familia, entera, por competo, e incluso, ¡qué horror !,
a la compañera criada. El resultado son siete personas muertas. Y un niño,
dócil, calmo, reconocido como perfecto de cuerpo y de espíritu, llevado ante un
tribunal que ha de juzgarle por unos crímenes que, indudablemente, ha cometido
pero que no tienen ninguna justificación. Porque, como se dice, mató a su padre sin causa justificada, y esa falta de justificación es lo que a
todo el mundo molesta más".
* André Gide, designado como jurado en un juicio por asesinato en 1912, se interesa por asistir a procesos célebres y tomar notas que posteriormente le impulsarán a escribir sus "Souvenirs de la Cour d´Assises", de las que forman parte sus dos obras más conocidas: "el caso del inocente niño asesino" y "la secuestrada de Poitiers".