Es una de las figuras más curiosas del Romanticismo inglés.
Su prosa alcanza un notable brillo poético, adelantándose al decadentismo de textos como "las flores del mal" de Baudelaire, quien era gran admirador de De Quincey.
Huérfano desde muy niño, conoció la miseria hasta que pudo acogerse a la tutela de unos parientes que corrieron con los gastos de sus estudios.
Opiómano declarado, helenista, erudito y curioso investigador de los temas más diversos. Entre sus obras más destacadas están: Suspiria de profundis y Confesiones de un inglés comedor de opio.
Su obra más conocida Del asesinato considerado como una de las bellas artes, en la que se sugiere una lectura irónica, distanciada y humorística del hecho criminal, que tanta fascinación ejercía sobre su autor.