jueves, 10 de marzo de 2016
La dulzura y la sombra
Ternura y sensualidad frecuentan los mismos lugares: cabellos, ojos, manos, piel, labios, bocas. Pero sólo las formas oscuras del amor acceden a los huesos, a la humedad, a los aceites y las oquedades. A fuerza de tiempo, dulzura y sombra convergen. Y, al cabo, la vocación de profundidad de la caricia encuentra su tacto perfecto: acariciar la luz que el cuerpo desprende.
Antonio Gamoneda