Aqueste, pues, embiste a la beata;
ella en sus movimientos se desata,
él se procura asir con fuerte mano
y la quiere cansar; pero es en vano,
porque al choque impetuoso
el árabe rijoso
se siente vacilante y, reculando,
pierde su dirección; así luchando,
barriga con barriga,
puede más que el deleite la fatiga,
y la virilidad del moro bravo
viene a quedar en un moco de pavo.
Samaniego