el cutis dorado cambia fácilmente,
los hombres no son como los pinos siempre verdes.
El renombre se desvanece, el provecho desaparece,
uno muere de pena si, en su juventud,
no ha gozado nunca el placer del libertinaje
y se lamenta como un rey en el exilio.
Por tanto, vale más escuchar a las cortesanas
y amar sin titubeo el oficio de las bellas mujeres.
El único placer en el mundo, si se considera bien,
que más que las riquezas y más que los honores,
merece ser gozado, el único placer verdadero
se encuentra en la alcoba.
-Al principio el placer, la tristeza al final: no vacilemos, amigos,
comamos y bebamos, del día hagamos noche,
temamos la campana que anuncia la mañana.
Abramos los ojos sobre el Yin y el Yang (1)
y despleguemos una gran pintura amorosa.
Yin- principio femenino
Yang- principio masculino
Li-yun (El tapiz del amor celeste)