La derecha mezquina y la izquierda puritana han dedicado buena parte de sus fervores a discutir si Salvador Allende se suicidó o no se suicidó.
Allende había anunciado que no saldría vivo del palacio presidencial. En América Latina, es tradición: Todos lo dicen. Después, cuando ocurre el golpe de Estado, se toman el primer avión.
Habían pasado muchas horas de bombas y fuego y Allende seguía combatiendo entre los escombros. Entonces llamó a sus colaboradores más íntimos, que resistían con él, y les dijo:
-Bajen ustedes, que yo ya voy.
Ellos le creyeron y se fueron, y Allende quedó solo en el palacio en llamas.
¿Qué importa de quién fue el dedo que disparó la bala final?
Eduardo Galeano