Vilipendiado sistemáticamente por generaciones de críticos e historiadores, y marginado a su pesar de los circuitos normales de distribución, el cine de terror es, no obstante, en la actualidad el único depositario de las armas secretas que los surrealistas atribuían al cine en general.
Escritores de corte fantástico como Jonathan Swift, Achim von Arnim, Nataniel Hawthorne, R.L. Stevenson, Conan Doyle, Nikolai Gogol o M.R. James, han dado origen a algunos de los más significativos mitos esenciales del cine de terror, abarcando la casi totalidad de constantes temáticas que le son propias: monstruosidad física o psicológica, creación de androides, bestialidad y gigantismo, metamorfosis, criaturas de ultratumba, autonomía de partes del cuerpo humano separadas de él, etc.
Monstruosidad física:
Seres que debido a causas diversas, como mutilaciones, amputaciones, deformaciones congénitas, etc, presentan una alteración física fundamental que contraviene las inmutables reglas de la "normalidad", provocando el más elemental de los terrores: el físico.
- "El jorobado de Notre-Dame de París" (1923) Wallace Worsley
- "El hombre sin brazos" (1927) Tod Browning
- "El hombre que ríe" (1928) Paul Leni
- "Harry, el enano" (1930) Tod Robbins
- "La parada de los monstruos" (1932) Tod Browning
- "El fantasma de la Opera" (1925) Rupert Julian
- "Los crímenes del museo de cera" (1933) Michael Curtiz
- "El hombre invisible" (1933) James Whale
- "El rayo invisible" (1936) Lambert Hillyer
- "La mujer invisible" (1940) A.E. Sutherland
- "Los ojos ocultos de Londres" (1939) Walter Summers
- "La mosca" (1958) Kurt Neumann
- "Ojos sin rostro" (1960) Georges Franju
- "El hombre con rayos X en los ojos" (1963) Roger Corman
- "Arde, bruja, arde" (1936) A.A. Merritt
- "Dr. Cíclope" (1940) Ernest B. Schoedsack
- "Un amor de bolsillo" (1957) Pierre Kast
- "El gigante ataca" (1958) Bert I. Gordon