Los incendios, los mitógrafos
Así es este amor: como tu rabadilla asándose. Una fuente llena de prietas, de hígados hirviendo y costillas y bofes y bonetes todavía en llamas : al rojo araucano es este amor. Aquí no tiene peso el lamento de las aves ni el contre turbio -carne para niñitos- ni la pulpa de la posta rosada ni la negra ni el hueso de vaca para los enfermos. Y aquí, bacán hincado a tus pies, yo te beso y muerdo tus chunchules y esto se acaba. Por eso no te acuestes: se incendiaría la fatuidad de los tomates. Por ahora las cebollas entran en la hoguera y allí son decapitadas. Entonces sube el olor del ozono indomable y aparecen los incendios, los mitógrafos, y mañana las cenizas.
Hernán Lavín Cerda El pálido pie de Lulú (1977)