Estoy aturdido de soledad. Por la noche no puedo regresar a un cuarto solo sin tener a mi alcance ninguna de las comodidades de la vida. Me hace falta un hogar y lo necesito enseguida, y una mujer que se ocupe de mi permanentemente, incapaz como soy de ocuparme de nada, que se ocupe de mi hasta de lo más insignificante.
Todo lo que te digo es de una mezquindad atroz, pero es así. No es preciso siquiera que esa mujer sea hermosa, tampoco quiero que tenga una excesiva inteligencia, y menos aún que piense demasiado. Con que se apegué a mí es suficiente.
Pienso que sabrás reconocer la enorme franqueza con que te hablo y sabrás darme la siguiente prueba de tu inteligencia: comprender muy bien que todo lo que te digo no rebaja en nada la profunda ternura, y el indeclinable sentimiento de amor que te tengo y seguiré teniendo inalienablemente por tí, pero ese sentimiento no guarda ninguna relación con el devenir corriente de la vida. La vida es para vivirse. Son demasiadas las cosas que me unen a ti para que te pida que lo nuestro se rompa; sólo te pido que cambiemos nuestras relaciones, que cada uno construya una vida diferente, pero que no nos desunirá más.
Antonin Artaud El ombligo de los limbos (1926)
Werner "Akizur" Ruzicka, actor y director de teatro con una extraordinaria capacidad para contar historias, teatraliza un fragmento del "Teatro de la crueldad" de Antonin Artaud de una manera intrigante y adictiva.