jueves, 27 de octubre de 2011

STEPHEN CRANE (1871-1900) Maggie, una chica de la calle

Stephen Crane fue el catorceavo hijo de un pastor metodista de New Jersey. Al terminar sus estudios en 1891 llegó a New York para dedicarse al periodismo. Y efectivamente, después de largas y profundas exploraciones en los barrios bajos neoyorkinos, después de vivir en pensiones siniestras, después de permanecer horas en las esquinas viendo pasar gente, después de beber en los antros más peligrosos y con la clientela más peligrosa, Crane nos presenta su primera novela: Maggie, una chica de la calle (1893).
Es ésta una novela construida a base de impresiones verbales, escenas de vecindario, el caos de los patios interiores y las puertas traseras de los bares donde constantemente pululan niños con jarras de cerveza. Maggie, la tragedia de una joven del East Side, aun siendo la primera obra de Crane está ya escrita con esa maravillosa espontaneidad y frescura que caracterizaría más tarde toda su obra.
Crane utiliza el diálogo con una precisión y escrupulosidad casi cortante, imprimiendo así a su prosa un ritmo literario perfecto.
Crane es un maestro en el arte de decirlo todo con la mayor economía de medios. Fue el primero en escribir poesia inglesa en verso libre y sobre todo, lo que le valió fama fue la publicación de su novela La insignia roja del valor.

BRET HARTE (1836-1902) Bocetos californianos

Bret Harte nació en Albany (Estados Unidos) en 1836. Huérfano de padre desde niño, tuvo que ponerse a trabajar muy pronto. En 1857 entró  en la imprenta de un diario de San Francisco, donde aprendió el oficio de cajista. En este periódico comenzó a publicar sus primeras narraciones, que le valieron un gran éxito entre sus lectores y es nombrado redactor-jefe. Fue luego director de la Weekly Californian y fundador de la revista Overland Monthly, donde publicó la mayor parte de los relatos que le dieron gran fama en todo el país. En 1870 fue nombrado profesor de literatura contemporánea de la Universidad de San Francisco. Ingresa en el cuerpo consular y vive en Alemania e Inglaterra hasta que fija su residencia definitiva en Londres.
El valor literario de Bret Harte radica sobre todo en su capacidad de fabulación. Como narrador, sabía imprimir a sus obras la atmósfera legendaria tan típica de los orígenes de la nación norteamericana. Bret Harte recoge, a veces incluso con mucho humor, las tradiciones, las costumbres de una tierra todavía por hacer. Sublima la aventura de los pioneros y recurre habitualmente a la leyenda como género capaz de expresar el espíritu de las tradiciones de su pueblo.