lunes, 31 de agosto de 2015

Blues del chivato


Nací en Wyoming, Cody es mi ciudad natal
Me trincaron, el sheriff me pilló
Los federales me golpearon la nariz, me sentí como un sucio Payaso

Entregué a mi hermana, tal y como me lo pidieron
Entregué a mi hermano, tuve que hacerlo, ¿acaso no lo habrías hecho tú?
Si me dieran otra paliza, supongo que te entregaría a ti también

Por favor, no me culpéis, me tuvieron pillado veinte años
Una onza de hierba, me la plantaron en los oidos
Encontraron una semilla y la regaron con mis lágrimas

Sacaba sobresalientes en la escuela superior, el muchacho más listo de la clase
Me pisaron a las once, el culito más exquisito que se pueda imaginar
Nos encontraron en la cama fumándonos un canuto de hierba

La chica se echó a llorar, a los de Narcóticos les gustó desnuda
Nos pidieron que se la mamáramos, les dije que eso era demasiado
Nos llevaron a la cárcel y nos acusaron de lujuriosos

Diez años por resistirme al arresto, diez más por un canuto de nada
Diez años muchacho, ¿empiezas a entender?
Los federales quieren dar un golpe sonado, oigamos como cantas oink, oink, oink

¿A quién conoces tú en la escuela superior, cúantos van de camellos
con quién fumas? Queremos los nombres de los chicos
¡Van a crujir a todos nuestros padres, como no lo impida el Buen Dios!

No soy más que un pobre chivato, me pillaron en Wyoming
¡Cantaré! desde Cody hasta Casper, hasta Riverton
Desde Gilette a Powell soy una paloma al vuelo

¡Gobernador, Gobernador sáqueme de este embrollo!
Presidente, Presidente, despenalice los canutos.
Acá en Wyoming los Sheriffs juegan sucio
                                                                            Allen Ginsberg  (1977)

 
 

viernes, 28 de agosto de 2015

Léxico sucinto del erotismo

Escritores allegados al movimiento surrealista de posguerra, inspirados por André Breton, deciden redactar un pequeño y manejable vocabulario sobre el Erotismo. Este modesto artefacto, pleno de ironia y de cinismo, fue utilizado por primera vez como catálogo de la exposición internacional surrealista que se realizó en París, en 1959, sobre el tema "Eros". 
Además de las contribuciones de su inspirador André Breton, colaboraron en su redacción las más destacadas figuras del movimiento surrealista: Octavio Paz, Alain Joubert, André Pieyre de Mandiargues, Joyce Mansour, etc.

 Afeites. - Según Tertuliano, ungüentos y polvos cuyo secreto enseñaron a las mujeres los ángeles caídos. Los usan para seducir a los hombres, pero asimismo para ocultarse su propia desnudez. Colaboradora diurna del hombre, la mujer sólo se maquilla la cara, pero la criatura nocturna se unta igualmente aquellas partes ocultas en las que su cuerpo se entreabre y se eriza.
Amazonas. - Pueblo mitológico de mujeres guerreras, cuya materialización ha contemplado a veces la historia. Esta concepción delata un temor profundamente anclado en el corazón del hombre respecto a una independencia femenina agresivamente afirmada. En el terreno erótico, la Amazona representa la mujer ávida de conquistar su autonomía sexual, de romper con su "infinita esclavitud". La Pentesilea de Heinrich von Kleist sigue siendo la traducción más impresionante y más lúcida de esta lucha entre el orgullo conquistador y el devorador apetito de ternura. 
Ardor. - Deseo llevado a su paroxismo. "Ve, pues, tiéndete sobre el cuerpo de nieve de Octavia y da curso a tus ardores." (Nicholas Chorier)

miércoles, 26 de agosto de 2015

Pedro Antonio de Alarcón (1833-1891)

 
Escritor granadino (Guadix) nacido en 1833. De familia noble venida a menos. Su educación fue autodidacta, lector empedernido y con una curiosidad jamás satisfecha.  Hombre impulsivo, temperamental y mudable, ferviente anticlerical y partidario de las reformas liberales, panfletario, diputado y senador. En su vida pasa de la aventura viajera y soldadesca al sedentarismo doméstico casi hipocondríaco, de la acción al tedio y la apatía.
A los veinte años funda "El Látigo", publicación de tinte antimonárquico y de estilo satírico. Se enrola como voluntario en la guerra de África y escribe "Diario de un testigo de la guerra de África", basado en su experiencia militar y que le da mucha popularidad. Escribe "De Madrid a Nápoles", fruto de un viaje por Italia.
Alarcón se impregna del espíritu de la revolución del 68 y acaba atacando la Revolución; decepcionado, se hace ferviente creyente y busca la soledad en su hogar, aislado del mundanal ruido que tanto le atrajo en otros tiempos. Publica dos novelas cortas, "El sombrero de tres picos" y "El Capitán Veneno", que obtienen un gran éxito de crítica y público.
Escribe cuentos como "El clavo", "El carbonero alcalde", "La mujer alta", "El niño de la bola" o "El amigo de la muerte".
Tiene Alarcón un estilo lacónico, conciso y crudo, que gusta de ir al grano, de descripciones sencillas y no exentas de un tono festivo y humorístico. Escribe sus cuentos y novelas en breves días y dan la impresión de estar  basadas en sus propias vivencias y no ser fruto de la inspiración o de observar la realidad que le rodea.


 

viernes, 21 de agosto de 2015

Rubén Darío (1867-1916)

Seudónimo del escritor nicaragüense Félix Rubén García Sarmiento nacido en 1867. Uno de los autores más importantes en lengua castellana y creador del movimiento modernista que tanto éxito cosechó y tanto influyó en la literatura posterior. En su obra se aglutina el espacio, los continentes, las culturas, los versos y las prosas, las alegrías y el sufrimiento. Se mezclan en sus libros y en su persona la sangre española e indígena, la educación jesuita y la pagana, la vida europea y la criolla. 
Un temperamento desbordante que se refleja en su estilo grandilocuente, sensual y barroco, lleno de adjetivos sonoros, invocaciones mitológicas, ritmo y musicalidad.
Toda su poesía rebosa sensualidad y un erotismo vital, de verso sonoro y ritmo cadencioso.

jueves, 13 de agosto de 2015

El llamado de la noche

   ¿Quién conoce mi faceta de animal nocturno?
Cuántas veces en mi cuarto, estando ocupado en alguna lectura, he sentido penetrar por las ventanas, por las rendijas de la puerta, el llamado de la noche. Ponerse el abrigo y comenzar a caminar. Pequeñas luces, cielos opacos o estrellados, gente que sale lavada, peinada, en busca de placer. Estaciones en los bares, sin precipitación, bebiendo a pausa un trago fino, mirando, pensando, sintiendo operarse la transfiguración.... De pronto ya somos otro: una de nuestras cien personalidades muertas o rechazadas nos ocupa. Nuestro cuerpo la portará, la soportará hasta el alba. Luego la enterrará en una mala cama de hotel, en una última copa que no debió nunca beber. Rostros de mujer, bellas cortesanas, besos pagados, comedia del amor, mis largas, mis incontables noches de bebedor anónimo, ¿qué cosa me han enseñado?
Vieja y exacta metáfora de identificar a la mujer con la tierra, con lo que se surca, se siembra y se cosecha. El arado y el falo se explican recíprocamente. Ellas son en realidad el humus donde estamos asentados, de donde hemos venido, hacia donde vamos. Hacer el amor es un retorno, un impulso atávico que nos conduce a la caverna original, donde se bebe el agua que nos dio la vida.
                                                    J.R. Ribeyro

miércoles, 12 de agosto de 2015

Johan August Strindberg (1849-1912)

Escritor sueco nacido en 1849. Hijo de un matrimonio fracasado, hecho que provoca el alejamiento de su familia. Tuvo una juventud difícil en la que ejerció muy diversos empleos que no lograron apartarle de la miseria, hasta que consiguió una plaza en la Biblioteca Nacional de Estocolmo.
Debido a sus fracasos matrimoniales y a sus penalidades en la juventud, Strindberg tiene una pobre consideración de la vida y de la mujer que aflora en toda su obra. 
Autor muy fecundo, desde que se diera a conocer con La sala roja (1879), publicó incansablemente. 
Está considerado como uno de los renovadores del lenguaje y uno de los autores suecos de mayor prestigio.
Su obra más conocida, La señorita Julia (1888), presenta con toda crudeza su concepto de lucha por la vida y la supervivencia del más fuerte en el marco de una sociedad hipócrita.

Lecturas medievales

Dos breves novelas artúricas de la primera década del siglo XIII que tienen como protagonista a Gauvain, sobrino del rey Arturo, y el más perfecto caballero de la Tabla Redonda.
   La doncella de la mula
Comienza en la corte de Arturo, al acudir una doncella montada en una mula sin freno, diciendo, desesperadamente, que si un caballero le trajera el freno que le ha sido arrebatado, volvería a ser feliz. Varios caballeros de la Tabla Redonda se ofrecen a ello, pero es Gauvain quien se lanza a su búsqueda. El camino es difícil y múltiples los peligros: serpientes, leones, dragones, sanguinarios caballeros y también la magia de los magos saldrán al encuentro de la aventura de Gauvain.
   El caballero de la espada
En esta novela, Gauvain llega a un castillo en donde debe soportar las exigencias de su despótico señor, pues lo contrarrio le acarrearía la muerte. Este es el motivo por el que tiene que pasar la noche con su hija, en un aposento donde pende una espada sobre el lecho, que lo hiere cada vez que intenta una aproximación amorosa.

domingo, 9 de agosto de 2015

Final para un cuento fantástico

  
 -¡Qué extraño! -dijo la muchacha, avanzando cautelosamente-. ¡Qué puerta más pesada! -La tocó, al hablar, y se cerró de pronto, con un golpe.
   -¡Dios mío! -dijo el hombre-. Me parece que no tiene picaporte del lado de adentro. ¡Cómo, nos ha encerrado a los dos!
   -A los dos no. A uno solo -dijo la muchacha.
Pasó a través de la puerta y desapareció. 

                                                                I.A. Ireland  Visitations (1919)

Cómo descendimos en la isla de las herramientas

     
Levantamos nuestro velamen y en menos de dos días arribamos a la Isla de las Herramientas.
Era ésta una isla desierta y de nadie habitada. Había muchos árboles de los que pendían hoces, picos, serruchos, sierras, cinceles, martillos, tijeras, tenazas, palas, virolas y berbiquíes.
De otros pendían dagas, puñales, espadas, cortaplumas, cuchillos, punzones, cimitarras, estoques, flechas, mandobles y navajas.
 El que necesitaba cualquiera de estos objetos no tenía más que sacudir el árbol: caían enseguida como ciruelas, y al llegar a tierra encontraban una especie de yerba que se llamaba vaina y en ellas se envainaban. Cuando caían era preciso precaverse para que no cayeran sobre la cabeza, los pies u otra parte del cuerpo. Caían de punta, para envainarse, con gran riesgo de herir a la gente.
Debajo de otros árboles vi ciertas especies de yerbas que crecían como picas, lanzas, jabalinas, alabardas, partesanas, rejones y asadores; crecían tanto que envolvían al árbol del que tomaban los hierros y las hojas convenientes para cada uso.....
                                                                                          Francois Rabelais  Pantagruel  (1564)
      

viernes, 7 de agosto de 2015

Ihara Saikaku (1642-1693)


Escritor japonés nacido en 1642, de acaudalada familia, se dedicó a la poesía atraido por el "haiku"* y el "haikai"*, formas muy en boga en su tiempo. Ante la necesidad de narrar las aventuras amorosas de sus viajes, publicó en 1682 su primera novela, la vida de un libertino, que obtuvo gran éxito y con la que inauguró en su país el género del "hukiyo-zoshi" o novela erótica. En 1686 aparecieron la vida de una libertina y cinco mujeres enamoradas, plenas de descripciones eróticas y aun obscenas.                                            *Haiku -poema corto que utiliza un lenguaje sensorial para capturar un sentimiento e inspirado en la naturaleza y en la belleza.                            *Haikai -poema carente de rima, compuesto de tres versos en los que se narra un nuevo ciclo vital; con una presentación, un nudo y un desenlace.

martes, 4 de agosto de 2015

Aleister Crowley (1875-1947)

Escritor inglés nacido en 1875. Fue una extraña mezcla de poeta, explorador, mago y especialista en temas sexuales, y llegó a ser considerado el hombre más perverso del mundo. Su permanente rebeldía contra el fenómeno religioso y sus manifestaciones se deben a su repulsa a la puritana y estricta educación que sufrió en su infancia y adolescencia.
A los veintitrés años se unió a la Orden del Amanecer Dorado y se inició en los arcanos de la magia. Escribió un diario, The Magical Diary of the Beast 666, publicó la revista The Equinox y comenzó a experimentar con la cocaína. En 1912 se une a la Orden de los Templarios. El atractivo de esta nueva Orden frente a la del Amanecer Dorado radicaba en la práctica de la magia sexual y en la peculiar mezcla que hacían de la homosexualidad y el satanismo.
La guerra del 14 obligó a Crowley a emigrar a Norteamérica, donde reemprendió sus sesiones de magia erótica y persistió en su incansable teoria de entroncar sexualidad y alquimia. En 1919 retorna a Inglaterra, se vuelve adicto a la heroína y se identifica con la Bestia del Apocalipsis y llega a considerarse como el profeta de la nueva religión dionisíaca que debía sustituir al cristianismo. Escribió El libro de la Ley, Magia en la teoria y la práctica y algunas obras pornográficas. También es conocido por escribir y publicar varios libros de poemas que llegaron a escandalizar por su obscenidad, como Manchas blancas y Necrofilia.

        Necrofilia

Para verter dentro de tu corazón la semilla
Mezclada con la descarga venenosa
A partir de una glándula hinchada, inflamada y grande
Con la raza deliciosa de la gonorrea;

Para profundizar en tu vientre, y beber
Los líquidos ateos, y la piscina
De fétida putrefacción de las heces
Que tu cadáver ahorcado dio, cuyo olor delicioso

Excita estas canciones sublimes. La verga
obtiene un nuevo deseo; penetra, aúlla, aprisiona, chupa,
delira, chilla, mastica, exalta la cogida,

¡Espera! ¡Me vengo! ¡Muero! ¡Dios mío!]



lunes, 3 de agosto de 2015

Cómo se enamoran de los toreros las mujeres

Descubrí en Méjico algo entonces desconocido para mí: la vida galante.
Ocurría que, a veces, me llamaba al teléfono una voz femenina:
   -¿Es usted Juan Belmonte, el torero español?
   -Yo soy, señorita. ¿En qué puedo servirla?
   -Es que... tenía mucha curiosidad por conocerle, ¿sabe?
   -¡Allá voy! -bromeaba yo con tono impetuoso.
El hilo del teléfono me traía una carcajada que me retozaba en el cuerpo. Luego, una pausa:
   -¡Oh! Es imposible. Soy mujer decente; estoy casada y me comprometería. Verá usted....
Y nos enzarzábamos en un largo diálogo telefónico, al final del cual, la temerosa desconocida accedía invariablemente a darme una cita con el mayor secreto. Por lo general, eran citas en sitios inverosímiles, porque las mejicanas eran muy noveleras. Una me citó a medianoche, junto a las tapias del cementerio francés. Allá fui y allá estaba. Otra, con la que charlaba por teléfono una madrugada, me dijo:
   -Venga ahora mismo a tal calle. Deje usted el coche en la esquina y pase despacito por la acera de la derecha. Cuando llegue a una ventana en cuya reja habrá un pañuelo atado, allí estaré yo. ¡No se detenga, por Dios, ni hable una sola palabra, que me pierde usted! Pasa, me ve y se marcha. ¿Me promete hacerlo así?
Lo prometí todo y, en efecto, detrás de una reja voladiza, en la que vi atado un pañuelo, estaba ella. Era guapa de veras. Sólo la vi un segundo. Le di un beso y se escondió. Yo seguí calle arriba. Al llegar a la esquina di media vuelta y volví a pasar. Me devolvió el beso, cerró la ventana y ya no la vi más. Aquellas aventuras galantes con las muchachas noveleras me cogían de nuevas y me entusiasmaban. A todos los toreros españoles nos pasaba lo mismo. Porque no era sólo a mí a quien llamaban por teléfono las muchachitas que se aburrían y querían divertirse. Aquello respondía, por lo visto, a una tradición de galanteria, fundada por los compatriotas que nos habían precedido. Los toreros españoles debíamos tener allí buena fama entre las mujeres. Las llamadas femeninas por teléfono llegaron a ser el principal atractivo que Méjico tenía para nosotros. Y mutuamente nos hacíamos sabrosas confidencias sobre nuestras aventuras y nos embromábamos simulando voces de mujer para darnos citas falsas, con la consiguiente decepción del embromado, que luego comentábamos riéndonos las tripas.  
                                                      Manuel Chaves Nogales    (1897-1944)

sábado, 1 de agosto de 2015

Jean Cocteau (1889-1963)


Poeta, novelista, dramaturgo, pintor y cineasta francés nacido en 1889. En su amplia obra pueden hallarse huellas de todos los movimientos artísticos de vanguardia. La vitalidad, la intuición y el ensueño que le caracterizan, ponen de relieve su profunda sensualidad. Entre sus obras caben destacar La máquina infernal, La sangre de un poeta y Tomás el impostor.
Su obra netamente erótica se reduce a El libro blanco, publicado como texto anónimo e ilustrado con dibujos del mismo Cocteau.



La sangre de un poeta (1930)