domingo, 30 de noviembre de 2014

No hay oficio despreciable

Un santo varón pidió a Dios que le revelara quién iba a ser su compañero en el Paraíso. La respuesta vino en sueños: "El carnicero de tu barrio." El hombre se afligió sobremanera por tan vulgar e indocto personaje. Hizo ayuno y tornó a pedir, en oración. El sueño se reiteró: "El carnicero de tu barrio." Lloró el piadoso, oró y rogó. Nuevamente lo visitó el sueño: En verdad que si no fueras tan piadoso, serías castigado. ¿Qué hallas de despreciable en un hombre cuya conducta desconoces? Fue a ver al carnicero y le preguntó por su vida. El otro le dijo que repartía sus ganancias entre los pobres y las necesidades de su casa y convino en que esto muchos lo hacían; recordó entonces que una vez redimió a una cautiva de la soldadesca a cambio de un gran esfuerzo de dinero. La educó y la halló apropiada para darla en matrimonio a su único hijo, cuando llegó un joven forastero que se veía angustiado y que manifestó que había soñado que allí se hallaba su prometida desde niña, la que había sido secuestrada por unos soldados. Sin vacilar, el carnicero le entregó a la joven. ¡Verdaderamente eres un hombre de Dios!, dijo el santo curioso y soñador. En las entretelas de su alma, deseó verse una vez más con Dios, para agradecerle en sueños el buen compañero que le había sido destinado para la eternidad.  Dios fue parco: "No hay oficio despreciable, amigo mío."
                                                                                        Rabí Nisim

Ollie Mcgee

¿Habéis observado dar vueltas por el pueblo
a un hombre de ojos abatidos y rostro macilento?
Es mi marido que, por secreta crueldad
inconfesable, me despojó de juventud y belleza;
hasta que al fin, arrugada y con los dientes amarillos,
y todo el orgullo, y en vergonzosa humildad,
me hundí en la tumba.
¿Pero qué creéis que roe el corazón de mi marido?
¡La vista de lo que fui, la vista de lo que hizo de mí!
Eso lo va conduciendo al lugar donde ahora yazgo.
En la muerte, por lo tanto, estoy vengada.
          Edgar Lee Masters

jueves, 27 de noviembre de 2014

Visita a Salvador Dalí

Fui a ver una exposición de Salvador Dalí, con la esperanza de encontrarme con el famoso pintor catalán. Y, efectivamente, estaba allí, en el fondo de la última sala, con sus bigotes largos y enhiestos como los de un mandarín manchú, siendo la figura central de una reunión de adolescentes imberbes y viejas señoras teñidas y reteñidas. Me dijeron que aquél era su auditorio predilecto: el de los que todavía no habían comenzado a vivir y el de los que ya habían dejado de vivir. Por intermedio del secretario de la exposición hice preguntar a Dalí si podía concederme una audiencia privada, de breves minutos. El pintor me miró fijamente durante un buen lapso, y me dijo:
-Lo conozco, he leído su Diario y me asombra que se haya demorado tanto en venir a conocerme. Mis palabras le hubieran ahorrado el fastidio, hasta el inútil suplicio de escuchar millares de palabras sin peso y sin sentido. Ahora es demasiado tarde. Vuelva, pues, a sus imbéciles de escape libre y a sus loros cronométricos.
Me disculpé lo mejor que pude, pero Dalí se mostró intransigente; sus bigotes se agitaban al soplo de su ira mal contenida.
-Váyase, míster Gog, no soy el hombre que usted busca. Usted no podría comprender ni siquiera uno de mis pensamientos. Usted ama a los hombres originales, y yo estoy muy por encima de la originalidad, puesto que represento lo nuevo en lo eterno. Usted busca a los hombres inteligentes, y yo estoy por encima de la inteligencia dado que soy el genio absoluto.
No puedo decir que soy semejante a usted, que está sumergido en las bañeras de la trivialidad. En estos tiempos mi empresa es demasiado importante y no puedo perder ni siquiera un minuto para reparar ese mecanismo gastado que es su cerebro.
-Pero, ¡señor Dalí...!
-¿Tal vez quiere saber qué es lo que estoy haciendo? Es cosa demasiado difícil para usted. Simplemente estoy transformando en formas y signos nuevos toda la realidad humana y divina; estoy dando vuelta al mundo que todos conocen a fin de mostrar la otra parte, el anverso, el otro lado. La verdad es como la luna, que muestra solamente una de sus fases. Solamente mi genio puede imponer una segunda y más auténtica visión del universo. Dios ha dejado su creación a medio hacer, corresponde ahora a Salvador Dalí completarla y terminarla. Por todo ello estoy obligado a rehacer a Dios, es decir, la idea errada y baja que tienen los hombres de Dios. Dalí no es un artista como lo fueron todos los artistas hasta hoy, sino un creador que ha de abrir la segunda era de la Humanidad: antes de Dalí y después de Dalí. Dalí es el único redentor y la pintura es su evangelio.
¿Cómo quiere, pues, que pueda perder ni un solo minuto con usted? Váyase o le haré expulsar por mi ángel gendarme.
                                                  Giovanni Papini   El libro negro

lunes, 24 de noviembre de 2014

La agradable mercancía

En la época en que el señor Francesco degli Ardelaffi era señor de Forli, sucedió una vez que el señor Dolcibone vino a esta ciudad y quiso, para que se cumpliera una sentencia, hacer castrar a un cura; pero no encontró a nadie que supiera hacerlo, por lo que él mismo tuvo que encargarse de tan penosa operación a instancias del gobernador. Hizo preparar un tonel, y desfondando uno de sus lados, lo envió a la plaza, mandando conducir a ella al cura, y provisto de una navaja de afeitar y de un saquito se dirigió también al mismo lugar.
Cuando llegaron los dos, las gentes de Forli estaban ya allí para gozar del espectáculo, y el señor Dolcibone hizo quitar al cura los grillos y ordenó que se pusiera a horcajadas sobre el tonel, de tal modo que sus sagrados testículos pasaban por el agujero que sirve para llenar estas vasijas. Hecho esto, entró en el tonel por debajo, y con su navaja de afeitar cortó en redondo la piel de las bolsas, que metió en el saquito, y todo lo colocó en su faltriquera, con la maliciosa intención de sacar algún beneficio de ellas. El cura, desmayado de dolor, fue retirado de encima del tonel, y así capado, lo condujeron a una casa, en la que durante muchos días se le estuvo asistiendo.
El gobernador se divertía mucho con esta historia cuando, algún tiempo después, un primo del cura fue en secreto a buscar al señor Dolcibone, rogándole muy vivamente le entregase los cascabeles en cuestión, asegurándole que sería recompensado, porque el cura capado no podía sin ellos decir la misa.  El señor Dolcibone, que esperaba a este comprador, había ya salado y ahumado la mercancía, y convino en que le darían por ella veinticuatro libras boloñesas. Concluido el negocio, fue riéndose desaforadamente a referir al gobernador la curiosa mercancía que había vendido.
Era esa una nueva y linda mercancía. Si se vendieran frecuentemente, el mundo estaría mucho mejor. Debía hacerse con todos los curas y estando obligados a rescatarlos tendrían doble perjuicio. Podrán llevarlos en su bolsillo, pero al menos no los llevarían vivos, ocupados en perseguir todos los días a las mujeres del prójimo y a mantener otras presentándolas como amigas, como amas o como parientas. Bautizan como sobrinos a sus hijos y no les da vergüenza llenar los lugares sagrados de concubinas y de niños nacidos de su lujuria y disolución.
                                                                 Franco Sacchetti  (1335)


domingo, 23 de noviembre de 2014

El espejo de viento-luna

...En un año las dolencias de Kia Yui se agravaron. La imagen de la inaccesible señora Fénix gastaba sus días; las pesadillas y el insomnio, sus noches.
Una tarde un mendigo taoísta pedía limosna en la calle, proclamando que podía curar las enfermedades del alma. Kia Yui lo hizo llamar. El mendigo le dijo: "Con medicinas no se cura su mal. Tengo un tesoro que lo sanará si sigue mis órdenes." De su manga sacó un espejo bruñido de ambos lados; el espejo tenía la inscripción: Precioso Espejo de Viento y Luna. Agregó: "Este espejo viene del Palacio del Hada del Terrible Despertar y tiene la virtud de curar los males causados por los pensamientos impuros. Pero guárdese de mirar el anverso. Sólo mire el reverso. Mañana volveré a buscar el espejo y a felicitarle por su mejoría." Se fue sin aceptar las monedas que le ofrecieron.
Kia Yui tomó el espejo y miró según le había indicado el mendigo. Lo arrojó con espanto: el espejo reflejaba una calavera. Maldijo al mendigo; irritado, quiso ver el anverso. Empuñó el espejo y miró: desde su fondo, la señora Fénix, espléndidamente vestida, le hacía señas. Kia Yui se sintió arrebatado por el espejo y atravesó el metal y cumplió el acto de amor. Después, la señora Fénix lo acompañó hasta la salida. Cuando Kia Yui se despertó, el espejo estaba al revés y le mostraba, de nuevo, la calavera. Agotado por la delicia del lado falaz del espejo, Kia Yui no resistió, sin embargo, a la tentación de mirarlo una vez más. De nuevo la señora Fénix le hizo señas, de nuevo penetró en el espejo y satisfacieron su amor. Esto ocurrió unas cuantas veces. La última, dos hombres lo apresaron al salir del espejo y lo encadenaron. "Los seguiré", murmuró, pero "déjenme llevar el espejo". Fueron sus últimas palabras. Lo hallaron muerto, sobre la sábana manchada.
                                                                      P´U SUNG-LING

sábado, 22 de noviembre de 2014

El buitre

Erase un buitre que me picoteaba los pies. Ya había desgarrado los zapatos y las medias y ahora me picoteaba los pies. Siempre tiraba un picotazo, volaba en círculos inquietos alrededor y luego proseguía la obra.
Pasó un señor, nos miró un rato y me preguntó por qué toleraba yo al buitre.
-Estoy indefenso -le dije, vino y empezó a picotearme, yo lo quise espantar y hasta pensé torcerle el pescuezo, pero estos animales son muy fuertes y quería saltarme a la cara. Preferí sacrificar los pies; ahora están casi hechos pedazos.
-No se deje atormentar -dijo el señor, un tiro y el buitre se acabó.
-¿Le parece? ¿quiere encargarse usted del asunto?
-Encantado -dijo el señor, no tengo más que ir a casa a buscar el fusil, ¿puede usted esperar media hora más?
-No sé -le respondí, y por un instante me quedé rígido del dolor; después añadí, por favor, pruebe de todos modos.
-Bueno -dijo el señor, voy a apurarme.
El buitre había escuchado tranquilamente nuestra conversación y había dejado errar la mirada entre el señor y yo. Ahora vi que lo había comprendido todo: voló un poco lejos, retrocedió para lograr el ímpetu necesario y como un atleta que arroja la jabalina encajó el pico en mi boca, profundamente. Al caer de espaldas, sentí como una liberación; que en mi sangre, que colmaba todas las profundidades y que inundaba todas las riberas, el buitre irreparablemente se ahogaba.
                                                    Frank Kafka

Jacques Cazotte (1719-1792)

Escritor francés nacido en 1719. Considerado como el fundador de la literatura fantástica en Francia en el siglo XVIII.
A los veinte años se traslada a París y en 1747 obtiene el grado de comisario en la marina y es destinado a la Martinica. En 1758 regresa a Francia, donde da comienzo su obra literaria.
En su narrativa, que entronca con el movimiento romántico, Cazotte ve en las artes mágicas y ocultistas un camino válido para llegar al conocimiento, rompiendo de esta forma con la tradición racionalista del clasicismo. Su obra siempre se coloca en el fino filo que separa la realidad del sueño. 
Monárquico ferviente, no oculta nunca su adhesión a Luis XVI. En 1792, las autoridades secuestran unas cartas en las que se cree ver una conspiración, Cazotte es arrestado y condenado a morir colgado en el patíbulo.
Obras:
* Mille et une fadaises
* Contes a dormir debout
* Olivier
* Lord Impromptu
* El diablo enamorado, su novela más afortunada, considerada una de las obras más representativas de la literatura fantástica. El argumento es sencillo: el Demonio toma forma de mujer para apoderarse de su amado.

Cazotte escribe sobre sí mismo: 
"yo era un enamorado de la soledad, del recogimiento, de las meditaciones vagas y fantasiosas.....resolví aislarme totalmente y de casi todos, incluso en las formas más comunes de la vida exterior. Vestía, entonces, un largo traje cuidadosamente abotonado hasta el mentón, un sombrero redondo y chato, de anchas alas caídas, polainas de cuero crudo cerradas con broches de acero. A esto se agregaban cabellos sin empolvar, cortados bastante cerca de la frente, y caídos sobre el cuello y los hombros".



miércoles, 19 de noviembre de 2014

"A todos"

"No se puede de un golpe bañar al enjambre de burócratas: no habría suficientes baños ni jabón"

* (Carta dirigida "a todos" por el poeta soviético Vladimir Mayakovski, fechada el 14 de abril de 1930, dos días antes de poner fin a su vida de un disparo de revólver).

De que muero no culpéis a nadie y, por favor, no chismeeis. El difunto lo odiaba terriblemente.
Madre, hermanas y camaradas, perdonadme el método, pero yo no tengo salidas.
Lilia, quiéreme.
Camarada gobierno: mi familia son Lilia Brik, mi madre, mis hermanas y Veronika Polónska.
Si les haces la vida llevadera, gracias.
Los versos iniciados dadlos a los Brik, ellos los descifrarán.
          "Como se dice, el incidente está zanjado.
            La barca amorosa varó en lo vulgar.
            Estoy en paz con la vida. No vale enumerar
            dolores, desgracias, ofensas mutuas"
                                                                                              Vladimir Mayakovski
                                                                                                    Seguid felices
                                                                                                        12-4-30


martes, 18 de noviembre de 2014

Pasos contados
Desde la curva, pregunté dónde comenzaba aquel camino y unos cazadores me explicaron que exactamente allí donde se recortaba la silueta del sauce encima del horizonte. Caminé hasta desollarme los pies y, al llegar al sauce, un hombre clavado en el suelo me dijo que aquello no era ningún comienzo, sino uno de los finales. Al descubrir mi mirada de estupor -y quién sabe si de espanto-, el hombre clavado en el suelo me recomendó que no hiciera aspavientos y que me buscara un agujero protegido y a mi medida antes de que se pusiera el sol. "Luego -añadió - todo son prisas."
Ganas de buscársela
-Vengo a cobrar el gas -dijo el cobrador.
-No tenemos gas -contestó la señora.
-Pues que sea la electricidad -insistió el funcionario.
-No tenemos electricidad.
-¿Y qué me dice del agua?
-No tenemos agua.
-En tal caso, si me permite, la violaré, que es algo que siempre viene bien.
El espejo del alma
No nos habíamos visto nunca, en ningún sitio, en ninguna ocasión, pero se parecía tanto a un vecino mío que me saludó cordialmente: él también se había confundido.
Un amigo del pueblo
Desde el fondo de las catacumbas, el revolucionario de toda la vida buscaba fórmulas que sirvieran para ser grabadas en piedra, aptas para el discurso y para contrarrestar otras arengas. Encontró una de cantos agudos, después de darle muchas vueltas. Se levantó impulsado por la inspiración y gritó: "¡El rey ha nacido! ¡Muera el rey!"
                                                      Pere Calders  (ver entada en blog)


Una visión memorable

Hallábame en una Imprenta del Infierno, y vi el método por el cual el conocimiento es transmitido de generación en generación.
En la primera cámara había un Hombre-Dragón apartando los escombros  de la boca de una caverna; dentro, un gran número de Dragones ahondaba la cueva.
En la segunda cámara había una Víbora enrollada en una roca de la caverna y otras víboras la engalanaban con oro, plata y piedras preciosas.
En la tercera cámara había un Aguila con alas y plumas de aire que hacían que el interior de la cueva fuera infinito; alrededor, grandes cantidades de águilas semejantes a hombres construían grandes palacios en los inmensos farallones.
En la cuarta cámara había Leones de flameante fuego que, furiosos, transformaban a los hombres en fluidos vivos.
En la quinta cámara, unas formas innominadas lanzaban los metales al espacio.
Allí eran recibidos por hombres que ocupaban la sexta planta y que tomaban la forma de Libros que eran colocados en las Bibliotecas.
                                                       William Blake  (ver entrada en blog)

domingo, 16 de noviembre de 2014

Variación sobre el ángel

Había en mi pueblo, de cuyo nombre no quiero acordarme, un poeta que escribía tragedias. Luego las leía a los señores del casino que se las celebraban con aplauso, pero que, previamente aunados en un común sentir, le aseguraban que eran óperas. Cada vez que el poeta escribía una tragedia le salía una ópera.
Como el suceso parecía bastante extraordinario, el poeta fue objeto de fingidos exámenes gracias a los cuales pudo descubrirse que en el cielo de la boca tenía un ángel. En su paso a través del ángel, la materia trágica emitida se transformaba para los oyentes en materia musical y cantada. El poeta fue expuesto, con la boca abierta, en el escaparate de un comercio de tejidos para que el común de las gentes pudiera ver al ángel.
Conocí después a un poeta de aquel mismo lugar que, acometido de inocencia, quería componer himnos. Y siempre que escribía un himno le salía un plañido o una rota palabra amarga o melancólica. Alcanzó este segundo poeta celebridad menor o nula, y nunca fue públicamente expuesto. De haberlo sido, habrían podido contemplar sus sórdidos paisanos cómo aún guardaba en el cielo de la boca el abrasado rastro de otro ángel caído.
                                                                             José A. Valente

HOMO

Homo peccator el que esta noche se disfraza de bonete y polainas, dice llamarse Filiberto de Rengo, desliza hacia tu alcoba en penitencia su pernicioso tobillo, y luego su pezuña que encubre la malicia de su pata de mulo. Ten cuidado, Obdulia, del cardiaco Quasimodo, sibilino y lascivo. Te cortará con una gillette los nueve velos que cubren tu fanatismo, tu ira, tu rencor.
No acoples con el enviado diabólico. Triste figura la suya: gordo, coludo, culón, recatado pero gracioso, de cuchillo sin vaina, callos locos, bocio y pelvis púrpura; dominado por la artrosis, los espíritus, el bloqueo, la arritmia. Con marcapaso cojo y peluca como una zorra terca, un higo, una chirimoya que muere.
No ayuntes, Princesa de los Inútiles: que nadie toque tus almorranas. Cuídate de la pezuña del Trauco que se derrumba sobre la soltería del tálamo como un pie humanista. No hagas módulo con nadie y hunde tus caderas: acolmíllale el tobillo y gana tiempo, coqueta, pero no le muerdas la pezuña, por nada del mundo me la muerdas.
Deja tranquila tu curva, suelta tus nalgas, cierra los ojos y duérmete. ¿No te bastó mi cariñoso papá? Es cierto que se fue en sangre, pero era el toro de la familia y sabía de modernismo.
Me confieso, Obdulia: siento pánico cuando me miro en tu culo sutil. 
                                                                                                                      Hernán Lavín Cerda

sábado, 15 de noviembre de 2014

A vuela pluma (II)

Nápoles Había entre nosotros un niño vestido con traje de marinero. Estaba triste, y tomándome la mano, me dijo: "Señor, yo he estado en Nápoles, y allí hay muchas calles pequeñas, donde puede uno quedarse sin que nadie le vea. No es que haya mucha gente en Nápoles, pero son tantas las calles pequeñas que no llegan a una por persona". "¿Qué mentiras os cuenta este pequeño?, me dijo el padre. ¡Si no ha estado nunca en Nápoles! -Señor -le repuse- su hijo es un poeta. Lo que está bien, pero si es un literato yo le retorceré el cuello.

Cuento de Navidad Había una vez un arquitecto o un caballero en Filadelfia, a quien se le dijo: "¿Conoces la catedral de Colonia?, pues haz construir una parecida. Y como él no conocía la catedral de Colonia, fue hecho preso. En la prisión se le apareció un ángel que le dijo: Wolfrang, Wolfrang, ¿por qué te desconsuelas? -Debo permanecer preso porque no conozco la catedral de Colonia-. Te hace falta el vino del Rhin para edificar la catedral de Colonia, pero muéstrales el plano y entonces podrás salir de la prisión. Y el ángel le dio el plano y pudo salir de la prisión, pero no pudo edificar la catedral porque no encontraba el vino del Rhin. Tuvo la idea de hacerlo traer a Filadelfia, pero se le envió un aborrecible vino francés de la Moselle; de suerte que no pudo edificar la catedral de Colonia en Filadelfia; se limitó a hacer un horroroso templo protestante.
                                                                   Max Jacob

Por activa y por pasiva


Cortometraje realizado en 2013 por el director de cine salmantino Rodrigo Cortés.
" Un grupo de niños debaten, por activa y por pasiva, sobre el estado de las cosas "

jueves, 13 de noviembre de 2014

A vuela pluma

Sartén Instrumento de tortura usado en esa institución punitiva por excelencia, la cocina femenina. La sartén fue inventada por Calvino, quien la usó para freír a los bebés que morían sin bautizar. Observando un día el horrible tormento de un vagabundo que incautamente sacó de la basura un bebé frito y lo devoró, el gran teólogo quiso despojar a la muerte de sus terrores, introduciendo la sartén en cada hogar de Ginebra. De ahí se extendió a todos los rincones del mundo y ha sido de invaluable utilidad para la propagación de la sombría fe calvinista.


Beber Echar un trago, ponerse en curda, chupar, empinar el codo, mamarse, embriagarse. El individuo que se da a la bebida es mal visto, pero las naciones bebedoras ocupan la vanguardia de la civilización y el poder. Enfrentados con los cristianos, que beben mucho, los abstemios mahometanos se derrumban como el pasto frente a la guadaña. En la India cien mil británicos comedores de carne y chupadores de brandy con soda subyugan a doscientos cincuenta millones de abstemios vegetarianos de la misma raza aria. ¡Y con cuánta gallardía el norteamericano bebedor de whisky desalojó al moderado español de sus posesiones! Desde la época en que los piratas nórdicos asolaron las costas de Europa occidental y durmieron, borrachos, en cada puerto conquistado, ha sido lo mismo: en todas partes, las naciones que beben demasiado, pelean bien, aunque no las acompañe la justicia.

                                                                        Ambrose Bierce

martes, 11 de noviembre de 2014

El virus


Santa Madre de Dios,  cúrame a este niño. Anda siempre por el aire, nunca quiere tocar tierra. Flota en la casa como un globo, lo que es molesto para las visitas porque en cualquier momento puede orinarles el sombrero o mancharles la ropa con algo peor. Hace milagros idiotas: multiplica las arañas y las ratas. Además huele a rayos porque es imposible bañarlo: no quiere entrar en el agua e insiste en quedarse de pie sobre su superficie. Ayer volvió a la vida a un pollo asado. Sin plumas ni cabeza, ahora anda por ahí tropezando entre los muebles, perseguido por los gatos. ¡Hazlo normal, Virgen adorada, para que ya no le devuelva la vista a tanto hombre lúbrico! Esos que fueron ciegos pegan sus ojos saltones a los vidrios de mi ventana, dándose placeres manuales cuando en la noche me quito las enaguas. También, al quejarnos de la sequía, nos hizo llover sobre las salinas. Y lo que es peor, Madre Inmaculada, durante la comunión convirtió las ostias en chorizo para que alimentaran a los patipelados. ¡Por favor cúralo, Virgencita buena, límpiamelo del virus de la santidad!.   
                                               Alejandro Jodorowsky  

VOCABULARIO

Putas, bagasas, puchas, cantoneras,
sotas, tusonas, izas, quilloteras,
rabizas, bujarras, piculinas, leas,
picañas, coimas, daifas, rameras,
burracas, currutacas, baldomeras,
fulanas, chuchas, hetairas, cellencas,
gabasas, meretrices, manflas, pencas,
suripantas, zamarros, cotorreras,
pelagartas, lumiascas, chuchumecas,
mozcorras, prostitutas, troteras,
lúas, trongas, guarichas, pajilleras,
¡marcas hispanas de la A a la Z,
gozo del pijo, gloria de la lengua!
             Manuel Urbano

lunes, 10 de noviembre de 2014

Mitos esenciales del cine de terror ( I )

Vilipendiado sistemáticamente por generaciones de críticos e historiadores, y marginado a su pesar de los circuitos normales de distribución, el cine de terror es, no obstante, en la actualidad el único depositario de las armas secretas que los surrealistas atribuían al cine en general. 
Escritores de corte fantástico como Jonathan Swift, Achim von Arnim, Nataniel Hawthorne, R.L. Stevenson, Conan Doyle, Nikolai Gogol o M.R. James, han dado origen a algunos de los más significativos mitos esenciales del cine de terror, abarcando la casi totalidad de constantes temáticas que le son propias: monstruosidad física o psicológica, creación de androides, bestialidad y gigantismo, metamorfosis, criaturas de ultratumba, autonomía de partes del cuerpo humano separadas de él, etc.
   Monstruosidad física:
Seres que debido a causas diversas, como mutilaciones, amputaciones, deformaciones congénitas, etc, presentan una alteración física fundamental que contraviene las inmutables reglas de la "normalidad", provocando el más elemental de los terrores: el físico.
- "El jorobado de Notre-Dame de París" (1923) Wallace Worsley
- "El hombre sin brazos" (1927) Tod Browning
- "El hombre que ríe" (1928) Paul Leni
- "Harry, el enano" (1930) Tod Robbins
- "La parada de los monstruos" (1932) Tod Browning
- "El fantasma de la Opera" (1925) Rupert Julian
- "Los crímenes del museo de cera" (1933) Michael Curtiz
- "El hombre invisible" (1933) James Whale
- "El rayo invisible" (1936) Lambert Hillyer
- "La mujer invisible" (1940) A.E. Sutherland
- "Los ojos ocultos de Londres" (1939) Walter Summers
- "La mosca" (1958) Kurt Neumann
- "Ojos sin rostro" (1960) Georges Franju
- "El hombre con rayos X en los ojos" (1963) Roger Corman
- "Arde, bruja, arde" (1936) A.A. Merritt
- "Dr. Cíclope" (1940) Ernest B. Schoedsack
- "Un amor de bolsillo" (1957) Pierre Kast
- "El gigante ataca" (1958) Bert I. Gordon

viernes, 7 de noviembre de 2014

LECHO

Mueble destinado al descanso, al sueño y al amor. El hombre medio pasa 125 días por año, es decir, cerca de la tercera parte de su vida, estirado en el lecho. Luis XIV poseía 413 lechos que estrenaba uno tras otro, igual como uno se cambia de zapatos. En 1789, el doctor James Graham construyó en Londres su famoso Lecho-Celeste, un monumento "médico-magnético-musical-luminoso". Lo había ideado, no sólo para asegurar la derrota de la esterilidad, sino también para exaltar y revigorizar las facultades corporales y mentales. El aparato podía ser alquilado por una noche a razón de 50 guineas por pareja.
Con una longitud de cuatro metros y una anchura de tres, se apoyaba en 40 pies de cristal tallado y estaba coronado por una cúpula de espejos que reflejaban los encantos y las variadas posturas de la feliz pareja. La cúpula sostenía unas estatuas de Psiqué, Cupido e Himeneo con antorchas en una mano y aguantando en la otra una corona ornada de un lecho de rosas y de dos palomas blancas vivas. Unos tubos de órgano producían una "melodía celeste" dirigida por los movimientos eléctricos del lecho, los colchones estaban rellenos de rosa, de lavanda, de especias orientales y de crin procedente de colas de garañones pura-sangre.
                                                                                   Robert Benayoun

lunes, 3 de noviembre de 2014

ESFERA

El territorio de la intimidad es esférico: vientre, madre, familia, casa, sartén, pan, vasijas, cántaros, cuencos, pozos, cucharas. Y, en la memoria, el estrato afectivo se ahorma en envoltura: la cabeza en el hueco de unas manos, el rostro y el mundo en él circunscrito, la bombilla y su halo amarillo, los pechos y "sus círculos amoratados", el "cinturón de álamos", "las habitaciones cóncavas", los armarios. La biografía íntima es una bio(e)sfera.
                                Antonio Gamoneda

sábado, 1 de noviembre de 2014

BLAISE CENDRARS (1887-1962)

   Escritor francés de origen suizo nacido en 1887. A los quince años abandona el aséptico aburrimiento de su país natal y emprende una existencia aventurera, auténtica y próvida fuente de su vital obra literaria. Desde titiritero hasta traficante de perlas, matón, legionario y cineasta, ensaya todos los oficios que le permiten llegar a creer en su definitiva actitud de escritor. Obras como Moravagine, el hombre fulminado, una noche en el bosque, Bourlinger, consagran la farsante sinceridad de un escritor espontáneo, natural, impulsivo y cultivador de un erotismo despiadado y que, en ocasiones, llega hasta la muerte.
Henry Miller dijo de él: "Cendrars es como un pez transparente que nada en esperma planetario.....Es el orificio del ombligo, el rostro que queda en el espejo después de que uno le ha vuelto ya la espalda."

El origen del mundo

Hacía pocos años que había terminado la guerra de España y la cruz y la espada reinaban sobre las ruinas de la República.
Uno de los vencidos, un obrero anarquista, recién salido de la cárcel, buscaba trabajo. En vano revolvía cielo y tierra. No había trabajo para un rojo. Todos le ponían mala cara, se encogían de hombros o le daban la espalda. Con nadie se entendía, nadie le escuchaba. El vino era el único amigo que le quedaba. Por las noches, ante los platos vacíos, soportaba sin decir nada los reproches de su esposa beata, mujer de misa diaria, mientras el hijo, un niño pequeño, le recitaba el catecismo.
Mucho tiempo después, Josep Verdura, el hijo de aquél obrero maldito, me lo contó. Me lo contó en Barcelona, cuando yo llegué al exilio. Me lo contó: él era un niño desesperado que quería salvar a su padre de la condenación eterna y el muy ateo, el muy tozudo, no entendía razones.
-Pero papá -le dijo Josep llorando-Si Dios no existe, ¿quién hizo el mundo?
-Tonto -dijo el obrero, cabizbajo, casi en secreto-, Tonto. El mundo lo hicimos nosotros, los albañiles.
                                                Eduardo Galeano