domingo, 28 de diciembre de 2014

MICRORRELATOS


Hubo una vez un Rayo que cayó dos veces en el mismo sitio; pero encontró que ya la primera había hecho suficiente daño, que ya no era necesario, y se deprimió mucho. A. Monterroso
Verse y amarse locamente fue una sola cosa. Ella tenía los colmillos largos y afilados. Él tenía la piel blanda y suave: estaban hechos el uno para el otro. Poli Délano
El único momento en que Sancho Panza no dudó de la cordura de don Quijote fue cuando lo nombraron gobernador de la ínsula Barataria. Marco Denevi
Cuando el viajero miró hacia atrás y vio que el camino estaba intacto, se dio cuenta de que sus huellas no lo seguían, sino que lo precedían. Alejandro Jodorowki
Soñabas con rosas envueltas en papel de seda para tus aniversarios de boda, pero él jamás te las dio. Ahora te las lleva todos los domingos al panteón. Alejandra Basualto
Tras una discusión, coloqué a mi mujer sobre la mesa, la planché y me la vestí. No me sorprendió que resultara muy parecida a un hábito. Miguel Gómes
Cuando F’ang, el conductor, se sentía fatigado tras una dura jornada de labor, descansaba tres años. Y con él todo el reino. Rodolfo Modern
Los senos de aquella mujer, que sobrepasaban pródigamente a los de una Jane Mansfield, le hacían pensar en la pobreza de tener únicamente dos manos. Edmundo Valadés
*  Tan pronto el sacerdote concluyó la frase …y formaréis una sola carne, el novio, excitado, se lanzó a devorar a la novia. Armando José Sequera
Era ciego y caminaba por la calle Florida con un bastón blanco, apoyado en el brazo de una robusta criada, pero no era Borges. David Lagmanovich
La hermosa y sensual señora se acostaba con los jóvenes escritores nacionales para mejorar la calidad de la nueva literatura erótica mexicana. José de la Colina
Es fácil juntar de nuevo a Los Beatles. Sólo se necesitan tres balazos. O.E. Van Bredan
Le propuso matrimonio.  Ella no aceptó.  Y fueron muy felices. Anónimo

sábado, 27 de diciembre de 2014

Cuento de horror

La señora Smithson, de Londres (estas historias siempre ocurren entre ingleses) resolvió matar a su marido, no por nada sino porque estaba harta de él después de cincuenta años de matrimonio. Se lo dijo:
-Thaddeus, voy a matarte.
-Bromeas, Euphemia -se rió el infeliz.
¿Cuándo he bromeado yo?
-Nunca, es verdad.
-¿Por qué habría de bromear ahora y justamente en un asunto tan serio?
-¿Y cómo me matarás? -siguió riendo Thaddeus Smithson.
-Todavía no lo sé. Quizá poniéndote todos los días una pequeña dosis de arsénico en la comida. Quizás aflojando una pieza en el motor del automóvil. O te haré rodar por la escalera, aprovecharé cuando estés dormido para aplastarte el cráneo con un candelabro de plata, conectaré a la bañera un cable de electricidad. Ya veremos.
El señor Smithson comprendió que su mujer no bromeaba. Perdió el sueño y el apetito. Enfermó del corazón, del sistema nervioso y de la cabeza. Seis meses después falleció. Euphemia Smithson, que era una mujer piadosa, le agradeció a Dios haberla librado de ser una asesina.

                                                                               
                                                                                            Marco Denevi

jueves, 25 de diciembre de 2014

DISTANCIA

Distancia: a doscientos metros no podemos saber si una mujer es bella. A unos centímetros todas son iguales. La percepción de la belleza necesita cierto margen espacial, que varía no sólo de acuerdo al observador sino también de acuerdo al objeto observado. Entre nosotros decíamos de algunas mujeres, utilizando una expresión ya convenida, "tiene buen lejos", pues a cierta distancia parecía guapa, pero apenas se acercaba no lo era. Otras en cambio tienen "buen cerca", pero al alejarse notamos que son desproporcionadas o flacas o con las piernas torcidas. ¿Qué distancia debe servirnos de patrón para dar un veredicto estético sobre una persona? Un amigo a quien hice esta consulta me respondió: "La distancia de la conversación".
                     Julio Ramón Ribeyro

Tranvía

Por fin. La desconocida subía siempre en aquella parada. "Amplia sonrisa, caderas anchas... una madre excelente para mis hijos", pensó. La saludó; ella respondió y retomó su lectura: culta, moderna.
Él se puso de mal humor: era muy conservador. ¿Por qué respondía a su saludo? Ni siquiera lo conocía.
Dudó. Ella bajó.
Se sintió divorciado: "¿Y los niños, con quién van a quedarse?"
                             Andrea Bocconi

miércoles, 24 de diciembre de 2014

La uña

El cementerio está cerca. La uña del meñique derecho de Pedro Pérez, enterrado ayer, empezó a crecer tan pronto como colocaron la losa. Como el féretro era de mala calidad la garfa no tuvo dificultad para despuntar deslizándose por la juntura de la tapa y arrastrarse hacia la pared de la casa. Allí serpenteó hasta la ventana del dormitorio, se metió entre el montante y la peana, resbaló por el suelo escondiéndose tras la cómoda hasta el recodo de la pared para seguir tras la mesilla de noche y subir por la orilla del cabecero de la cama. Casi de un salto atravesó la garganta de Lucía, que ni ¡ay! dijo, para tirarse a la de Miguel, traspasándola.
Fue lo menos que pudo hacer el difunto: también es cuerno la uña.
                                                                                            Max Aub

lunes, 22 de diciembre de 2014

PETRUS BOREL (1809-1859). Champavert. Cuentos inmorales

   Joseph d´Hauterive, Petrus Borel como él quería que se le llamara nació en Lyon(Francia) en 1809. Se traslada joven a París donde sigue estudios de pintura y arquitectura, que pronto abandona para integrarse en los cenáculos literarios de Nerval y Gautier, convirtiéndose en uno de los más apasionados y prometedor autor de todo aquél grupo. Ya en 1931 publica un libro de poesía titulado "rhapsodies"y dos años más tarde publica la novela "madame Putiphar", ambas con escaso éxito y malas críticas.
Petrus Borel fue un auténtico dandy. Se referia a sí mismo como "el licántropo", con el que adquirió notoriedad y levantó sonoros escándalos en las primeras decadas del siglo XIX. Funda junto a Nerval y Gautier el "petit cénacle", que agrupó a escritores y artistas y desde el que se dirige la batalla del romanticísmo contra el clasicísmo. Pero su agresividad provocaba la ira de sus contemporáneos y la crítica se ensañó con él duramente, calificándole de truculento, decadente e inmaduro. Cercado por la miseria y desmoralizado por los ataques de que era objeto se expatrió en Argel, donde el hambre y el sol acabaron con su vida en 1859.
Su obra más notable y por la que es hoy reconocido la tituló "Champavert. Cuentos inmorales", libro sin par, mistificación lúgubre, burla de una terrible imaginación (Breton). Es una obra polémica, agresiva, con un estilo a veces poético y a veces panfletario y lúcido que, saltando siglo y medio, entronca con la literatura más actual.

sábado, 20 de diciembre de 2014

Parábola


Un hombre se acerca a un palacio. La única entrada está guardada por unos fieros hunos que sólo dejan pasar a hombres llamados Julius. El hombre trata de sobornar a los guardias ofreciéndoles por un año las mejores partes del pollo. Ellos ni se burlan de su oferta ni la aceptan, sino que simplemente lo cogen por la nariz y se la tuercen hasta que parezca un tornillo. El hombre dice que tiene que entrar a la fuerza en el palacio porque le trae al emperador una muda de calzoncillos. Al ver que los guardias siguen negándose, el hombre empieza a bailar el Charleston. Ellos parecen divertirse con su baile, pero pronto se ponen tristes por el trato que el gobierno federal otorga a los Navajos. Sin aliento, el hombre se derrumba. Muere sin haber visto al emperador y dejando una deuda de sesenta dólares a los de la Steinway por un piano que les había alquilado en agosto.
                                                                              Woody Allen

Johnny Bird, el tejedor que no quiso las alas

Johnny Bird se sentó en todo lo que había sido y empezó a sacárselo junto al río.
Estaba todo lleno Johnny Bird tenía tanto que no podía moverse y Johnny Bird tenía tanto que no podía moverse y Johnny Bird quería volar.
Algunos días antes había tejido en sus noches unas grandes alas de hilos de colores que no podía usar por tanto que tenía.
¡Cuántas cosas se hacía salir o se sacaba Johnny Bird tejedor por eso de las alas!
Le salían sueños grandes como campos a Johnny Bird caminos enteros que se le habían metido quién sabe cuándo  o cómo además de enormes tiras de odios amarillos que se iban por el río y hasta le salió Johnny Bird niño que salió corrriendo en seguida quién sabe para dónde.
Johnny Bird no dejó de salirse varios días junto a esas grandes alas que esperaba ponerse mientras iba oliendo poco a poco a viento o hasta a pájaro.
Johnny Bird se miraba sacarse como un manantial.
No le quedó nada al tejedor una tarde Johnny Bird se había salido todo por el río pero lo que era o había sido Johnny Bird ya no quería sus grandes alas de hilos de colores ya estaba lejos o arriba Johnny Bird volador.
Todo se lo había sacado Johnny Bird bajo ese sol bueno todo se iba por el río menos el tejedor.
                                                                                         Raúl Núñez

viernes, 19 de diciembre de 2014

Relato popular de Bretaña

Los campesinos bretones se imaginan que el alma sube al cielo en forma de pájaro. Cuando, un día, yo seguía con la mirada una alondra que se elevaba cantando en los aires, un viejo labrador de Tréguier que araba a pocos pasos de mí, se detuvo y, apoyándose en la horquilla de su apero de labranza, me miró en silencio.
 -Ella canta muy alegre ¿no?, me dijo al fin; apuesto a que no comprendéis su canción- Yo lo admití.
 -Pues bien, continuó, esto es lo que canta:
             "¡San Pedro, ábreme la puerta;
              no pecaré nunca más,
              nunca más, nunca más!"
 -Vamos a ver si le abren- continuó el campesino.
Al cabo de unos minutos, como descendiera el pájaro, él exclamó:
 -¡No!, ella pecó demasiado. ¡Ved de que mal humor está! ¿La oís, a la mala, a la pecadora?
                                                                     "¡Pecaré! ¡Pecaré! ¡Pecaré!"
                                                                                                        Anónimo

jueves, 18 de diciembre de 2014

El enano



Mi estatura es de sesenta y cinco centímetros. Estoy bien conformado, con las proporciones correspondientes, aunque tengo la cabeza un poco grande. El pelo no es negro, como el de los demás, sino colorado y echado hacia atrás de las sienes y de una frente que más impresiona por lo ancha que por lo alta. Soy lampiño, pero, fuera de eso, mi rostro es como el de cualquiera. Las cejas son espesas.
Mi fuerza física es considerable, especialmente si me enfurezco.
Cuando se dispuso la lucha entre Josafat y yo, a los veinte minutos lo puse con la espalda contra el suelo y lo estrangulé. Desde entonces, aquí no hay más enano que yo.
                                                Pär Lagerkvist

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Historia del joven celoso

Había una vez un joven que estaba muy celoso de una muchacha bastante voluble. Un día le dijo:
-Tus ojos miran a todo el mundo.
Entonces, le arrancó los ojos.
Después le dijo:
-Con tus manos puedes hacer gestos de invitación.
Y le cortó las manos.
"Todavía puede hablar con otros", pensó. Y le extirpó la lengua.
Luego, para impedirle sonreír a los eventuales admiradores, le arrancó todos los dientes.
Por último, le cortó las piernas. "De este modo -se dijo- estaré más tranquilo".
Solamente entonces pudo dejar sin vigilancia a la joven muchacha que amaba. "Ella es fea -pensaba-, pero al menos será mía hasta la muerte".
Un día volvió a la casa y no encontró a la muchacha: había desaparecido, raptada por un exhibidor de fenómenos.
                                                                    Henri Pierre Cami
                                                                                

Cortísimo metraje

Automovilista en vacaciones recorre las montañas del centro de Francia, se aburre lejos de la ciudad y de la vida nocturna.
Muchacha le hace el gesto usual del auto-stop, tímidamente pregunta si dirección Beaune o Tournus. En la carretera unas palabras, hermoso perfil moreno que pocas veces pleno rostro, lacónicamente a las preguntas del que ahora, mirando los muslos desnudos contra el asiento rojo.
Al termino de un viraje el auto sale de la carretera y se pierde en lo más espeso. De reojo sintiendo cómo cruza las manos sobre la minifalda mientras el terror poco a poco. Bajo los árboles una profunda gruta vegetal donde se podrá, salta del auto, la otra portezuela y brutalmente por los hombros.
La muchacha lo mira como si no, se deja bajar del auto sabiendo que en la soledad del bosque. Cuando la mano por la cintura para arrastrarla entre  los árboles, pistola del bolso y a la sien. Después billetera, verifica bien llena, de paso roba el auto que abandonará algunos kilómetros más lejos sin dejar la menor impresión digital porque en ese oficio no hay que descuidarse.
                                                 Julio Cortázar

martes, 16 de diciembre de 2014

MASTURBOPRENDA


La imagen de tus ingles
tensando la convexa curva gris de franela
de tu falda de ayer
se presenta, difusa, en mi cabeza
y se mezcla con otras que no quiero ni verlas.
La pompa de jabón que ya tenía en mis manos
se escapa y se convierte en
la imagen de tus ingles y tu boca diciendo
durante una centésima
de segundo: "¿algo más
que decir? bueno, acaba
de una vez... no, no me apetece, adiós"
Y vuelve a aparecer todo el cortejo
de retales de ti
con frecuencia frecuente como el ritmo
de la mano
                 que llega,
que llega ya, ya llega
a la linea encarnada del manómetro...
Y, ¡plop! desaparece de repente
cuando irrumpe en la pista un meteoro de ámbar 
que me apresuro -mientras
doy el agua caliente-
a borrar de mi mapa.
                                  Aníbal Núñez

Jean Galli de Bibiena (1709-1779)

Oveja negra de una notable familia de artistas franceses consagrados a la arquitectura teatral en las principales cortes de Europa.
Se aparta del oficio familiar y se inicia en la carrera literaria, pero, cuando empezó a lograr un cierto éxito, tuvo que huir de Francia, acusado de violar a una niña de tres años.
Sus novelas exaltan el placer amoroso acompañado del sentimiento, oponiéndose al libertinaje arrollador de la literatura erótica imperante en el siglo XVIII. Su narrativa se ha visto siempre rodeada de un halo de insidiosa perversión, por su evidente erotización de la vida, por su insistente "voyeurismo", por la fascinación que ejerce un relato donde las fronteras entre lo verdadero y lo falso quedan permanentemente disimuladas.
Su obra más importante, "La muñeca", se desarrolla en el París de Luis XV, donde un joven abate en busca de amoríos olvida a la vendedora que le había interesado al ver una muñeca bellísima por la que literalmente queda seducido. La compra, la lleva apresuradamente a su casa y ante su estupor, la muñeca cobra vida. Se trata de una sílfide, que le iniciará en el arte de la seducción y el amor.

lunes, 15 de diciembre de 2014

A vuela pluma (III)

La Fe y las montañas
Al principio la Fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios.
Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar en que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las que resolvía.
La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio.
Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de Fe.

La Oveja negra
En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra.
Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura.

La Mosca que soñaba que era un águila
Había una vez una Mosca que todas las noches soñaba que era un águila y que se encontraba volando por los Alpes y por los Andes.
En los primeros momentos esto la volvía loca de felicidad; pero pasado un tiempo le causaba una sensación de angustia, pues hallaba las alas demasiado grandes, el cuerpo demasiado pesado, el pico demasiado duro y las garras demasiado fuertes; bueno, que todo ese gran aparato le impedía posarse a gusto sobre los ricos pasteles o sobre las inmundicias humanas, así como sufrir a conciencia dándose topetazos contra los vidrios de su cuarto.
En realidad no quería andar en las grandes alturas, o en los espacios libres, ni mucho menos.
Pero cuando volvía en sí lamentaba con todo el alma no ser un águila para remontar montañas, y se sentía tristísima de ser una Mosca, y por eso volaba tanto, y estaba tan inquieta, y daba tantas vueltas, hasta que lentamente, por la noche, volvía a poner las sienes en la almohada.
                                                                   
                                                                                Augusto Monterroso

jueves, 11 de diciembre de 2014

El "compadrito"


Juan Pedro Rearte no pudo pensar, ni aun sentir confusamente, porque, al igual de todos los individuos de su profesión, era lo que en el lenguaje familiar de entonces se llamaba "un compadrito". Ahora bien: el compadrito era instintivamente conservador, como lo son todos los hombres satisfechos de sí mismos, y nada más vano de su persona que aquellos cocheros de requintada gorra de visera, clavel tras de la oreja, pañuelo de seda al cuello, pantalón abombillado a la francesa y breves botines de alto taco militar. El orgullo de su condición evidenciábase a cada momento, en los arabescos que dibujaban en el aire con la fusta al arrear los caballos; en los floreos con que exornaban en su cometa de asta las frases más sabidas de los aires populares; en la vertiginosa destreza con que daban vueltas a la manivela del freno; en la dulzura socarrona de sus requiebros a las mucamas, y en el desprecio burlón de sus intimidaciones a los rivales en el tráfico.
Solo cuando abandonaba la elevada plataforma -tribuna ambulante de galanterías y denuestos- tornaba el cochero de tranvía a su humilde condición de proletario. Pero esa vuelta a la oscuridad era demasiado breve para darle tiempo a reflexionar sobre lo inane de su orgullo.
Trabajando diez horas al día, faltábales el ocio, engendrador de todos los vicios y, en particular, del más terrible de todos ellos: el vicio filosófico del pesimismo y la timidez...
                                                               Pilar de Lusarreta

Salomón y Azrael

Un hombre vino muy temprano a presentarse en el palacio del profeta Salomón, con el rostro pálido y los labios descoloridos.
Salomón le preguntó:
- ¿Por qué estás en ese estado?
Y el hombre le respondió:
-Azrael, el ángel de la muerte, me ha dirigido una mirada impresionante, llena de cólera. ¡Manda al viento, por favor te lo suplico, que me lleve a la India para poner a salvo mi cuerpo y mi alma!
Salomón mandó, pues al viento que hiciera lo que pedía el hombre. Y, al día siguiente, el profeta preguntó a Azrael:
-¿Por qué has echado una mirada tan inquietante a ese hombre, que es un fiel? Le has causado tanto miedo que ha abandonado su patria.
Azrael respondió:
-Ha interpretado mal mi mirada. No lo miré con cólera, sino con asombro. Dios, en efecto, me había ordenado que fuese a tomar su vida en la India, y me dije:
¿Cómo podría, a menos que tuviese alas, trasladarse a la India?
                                                                           Yalal Al-Din Rumi



miércoles, 10 de diciembre de 2014

Celebración del coraje

La derecha mezquina y la izquierda puritana han dedicado buena parte de sus fervores a discutir si Salvador Allende se suicidó o no se suicidó.
Allende había anunciado que no saldría vivo del palacio presidencial. En América Latina, es tradición: Todos lo dicen. Después, cuando ocurre el golpe de Estado, se toman el primer avión.
Habían pasado muchas horas de bombas y fuego y Allende seguía combatiendo entre los escombros. Entonces llamó a sus colaboradores más íntimos, que resistían con él, y les dijo:
 -Bajen ustedes, que yo ya voy.
Ellos le creyeron y se fueron, y Allende quedó solo en el palacio en llamas.
 ¿Qué importa de quién fue el dedo que disparó la bala final?
                                                                                                            Eduardo Galeano

El Viaje

El viaje es el relato de una ficción. Nadie ha viajado nunca, nadie ha salido de la geografía de sí mismo. No hay en el viaje relato de lo visto y aprendido en otras latitudes, es completamente imposible, nada se disfrutó o padeció que dentro no morara.
Se narran los hechos de lo viajado, solo existe la travesía interior, el vértigo, nuestra propia identidad.
El viaje es la fascinación ante nosotros mismos, los viajeros son una falacia, no hay ni hubo tales. El texto es el único viajero.
        Vizconde de Chateaubriand

sábado, 6 de diciembre de 2014

Lord Dunsany (1878-1957)

Edward John Moreton Drax Plunkett (Lord Dunsany) nació en 1878, no lejos de Dublin y murió, como todo irlandés que se precie, en Inglaterra en 1957.
A los doce años hereda el título de barón. Fue soldado, cazador de leones, consumado jugador de ajedrez, diestro jugador de cricket, aristócrata afortunado y frívolo personaje.
Poeta, dramaturgo y cuentista, toda su obra se tiñe de un sentimiento mágico por la naturaleza, que nunca escribió sobre las cosas que veía sino sobre las cosas que soñaba.
Dunsany pensaba que la vida es fundamentalmente onírica (emparentada con la mitología celta y la novela gótica). Todos sus cuentos son los de un soñador, del sueño como pesadilla. 
Los héroes, las leyendas, las hadas, la espada, la magia o el talismán, el horror, lo fantástico....vertebran un arrebatado universo, un reino personal que fue, para él, la sustancia íntima de su vida.

viernes, 5 de diciembre de 2014

La isla de las flores


Cortometraje de 1989 realizado por Jorge Furtado. Está considerado como uno de los mejores cortos de todos los tiempos, siendo premiado con el Oso de Plata del Festival de Berlín.
La Isla de las Flores es una acerada crítica cargada de ironía, sarcasmo y cierto toque de humor negro sobre nuestra ¿civilización?

jueves, 4 de diciembre de 2014

La muerte de un presidente

Hace unos diez días me acosté muy tarde. Había estado aguardando despachos muy importantes... Muy pronto comencé a soñar. Parecía envolverme la rigidez de la muerte. Escuché sollozos sofocados, como si varias personas estuviesen llorando. En sueños abandoné el lecho y fui escaleras abajo.
El silencio era quebrado allí por idéntico sollozar, pero los dolientes eran invisibles. Caminé de habitación en habitación. Nadie había a la vista y los lamentos me salían al paso mientras caminaba. Las salas estaban iluminadas, los objetos me eran familiares, pero ¿dónde estaba esa gente cuyos corazones parecían a punto de quebrarse por la aflicción? Me invadieron la confusión y la alarma. ¿Qué significaba todo eso? Decidido a encontrar la causa de un estado de cosas tan chocante y misterioso, seguí hasta la Sala Oriental. Me encontré con una sorpresa perturbadora. En un catafalco se hallaba un cadáver ataviado con vestiduras funerarias. A su alrededor, soldados de guardia, y un gentío que miraba con tristeza el cuerpo yacente, cuyo rostro estaba oculto por un lienzo. 
-¿Quién ha muerto en la Casa Blanca?
-pregunté a uno de los soldados.
-El presidente -me contestó-. Fue muerto por un asesino.

    (Anotado por Ward Hill Lamon, jefe de policía del distrito de Columbia, quien se hallaba        presente cuando Abraham Lincoln narró a un grupo de amigos el sueño que había tenido unos días atrás, y unos días antes de ser tiroteado de muerte, en el teatro Ford de Washington, el 14 de abril de 1865, por John Wilkes Booth.)

miércoles, 3 de diciembre de 2014

El pan disputado


Un musulmán, un cristiano y un judío van de viaje; agotaron sus provisiones y aún les quedan dos días de camino por el desierto.
Esa noche encuentran un pan. ¿Qué hacer? Bastaría para uno, pero es poco para tres. Deciden que lo coma el que tenga el sueño más hermoso. A la mañana dijo el cristiano: Soñé que un demonio me llevaba al infierno, al que pude apreciar en todo su horror. Dijo el musulmán: Soñé que el ángel Gabriel me llevaba al paraíso, al que pude apreciar en todo su esplendor. Dijo el judío: Soñé que un demonio llevaba al cristiano al infierno y que el ángel Gabriel llevaba al musulmán al paraíso, y me comí el pan.
                                                                       Nuzhetol Udeba

Los tiempos muertos


Cortometraje realizado por René Laloux y Roland Topor en 1964.
René Laloux, director de los denominados malditos y apenas conocido a pesar de haber ganado un premio en el Festival de Cannes en 1973. Maestro de las técnicas de animación y creador de ambientes oníricos, terror surrealista y ciencia-ficción.

martes, 2 de diciembre de 2014

Esbozos de vértigo

* En la pared, un grabado muestra el ahorcamiento de rebeldes gascones; en su mirada se mezclan el sarcasmo, la hilaridad y el éxtasis. Diríase  que lo único que temían es que su suplicio acabase...
Espectáculo de felicidad indecible y provocadora del que uno no consigue hartarse.

* Un viejo amigo vagabundo o, si se prefiere, músico ambulante, fue a pasar una temporada a casa de sus padres, en las Ardenas. Un domingo por la mañana, discutió por una tontería con su madre, maestra jubilada, cuando ésta se disponía a ir a misa. Fuera de sí, súbitamente pálida y muda, arrojó al suelo sombrero, abrigo, blusa, falda, bragas, medias y, completamente desnuda, ejecutó una danza lasciva ante su marido y su hijo, quienes, pegados a la pared, aterrados y paralizados, fueron incapaces de detenerla con un gesto o una palabra. Acabada la demostración, se desplomó en un sillón y comenzó a sollozar.

* Varios centenares de turistas, escandinavos en su mayoría, esperan en la frontera española delante de la aduana. A una mujer corpulenta, visiblemente ibérica, le entregan un telegrama; por él se entera de la muerte de su madre y comienza a chillar.
Qué suerte poder descargarse con tanta rapidez de una pena, en lugar de disimularla y almacenarla como hubiera hecho cualquiera de aquellos nórdicos descoloridos que miraban aturdidos y que, víctimas de su discreción y de su compostura, se derrumbarán un día en el diván del psicoanalista.
                                       E.M. Cioran   (o la humillación de ser tan sólo un hombre)