jueves, 11 de diciembre de 2014

El "compadrito"


Juan Pedro Rearte no pudo pensar, ni aun sentir confusamente, porque, al igual de todos los individuos de su profesión, era lo que en el lenguaje familiar de entonces se llamaba "un compadrito". Ahora bien: el compadrito era instintivamente conservador, como lo son todos los hombres satisfechos de sí mismos, y nada más vano de su persona que aquellos cocheros de requintada gorra de visera, clavel tras de la oreja, pañuelo de seda al cuello, pantalón abombillado a la francesa y breves botines de alto taco militar. El orgullo de su condición evidenciábase a cada momento, en los arabescos que dibujaban en el aire con la fusta al arrear los caballos; en los floreos con que exornaban en su cometa de asta las frases más sabidas de los aires populares; en la vertiginosa destreza con que daban vueltas a la manivela del freno; en la dulzura socarrona de sus requiebros a las mucamas, y en el desprecio burlón de sus intimidaciones a los rivales en el tráfico.
Solo cuando abandonaba la elevada plataforma -tribuna ambulante de galanterías y denuestos- tornaba el cochero de tranvía a su humilde condición de proletario. Pero esa vuelta a la oscuridad era demasiado breve para darle tiempo a reflexionar sobre lo inane de su orgullo.
Trabajando diez horas al día, faltábales el ocio, engendrador de todos los vicios y, en particular, del más terrible de todos ellos: el vicio filosófico del pesimismo y la timidez...
                                                               Pilar de Lusarreta

Salomón y Azrael

Un hombre vino muy temprano a presentarse en el palacio del profeta Salomón, con el rostro pálido y los labios descoloridos.
Salomón le preguntó:
- ¿Por qué estás en ese estado?
Y el hombre le respondió:
-Azrael, el ángel de la muerte, me ha dirigido una mirada impresionante, llena de cólera. ¡Manda al viento, por favor te lo suplico, que me lleve a la India para poner a salvo mi cuerpo y mi alma!
Salomón mandó, pues al viento que hiciera lo que pedía el hombre. Y, al día siguiente, el profeta preguntó a Azrael:
-¿Por qué has echado una mirada tan inquietante a ese hombre, que es un fiel? Le has causado tanto miedo que ha abandonado su patria.
Azrael respondió:
-Ha interpretado mal mi mirada. No lo miré con cólera, sino con asombro. Dios, en efecto, me había ordenado que fuese a tomar su vida en la India, y me dije:
¿Cómo podría, a menos que tuviese alas, trasladarse a la India?
                                                                           Yalal Al-Din Rumi



miércoles, 10 de diciembre de 2014

Celebración del coraje

La derecha mezquina y la izquierda puritana han dedicado buena parte de sus fervores a discutir si Salvador Allende se suicidó o no se suicidó.
Allende había anunciado que no saldría vivo del palacio presidencial. En América Latina, es tradición: Todos lo dicen. Después, cuando ocurre el golpe de Estado, se toman el primer avión.
Habían pasado muchas horas de bombas y fuego y Allende seguía combatiendo entre los escombros. Entonces llamó a sus colaboradores más íntimos, que resistían con él, y les dijo:
 -Bajen ustedes, que yo ya voy.
Ellos le creyeron y se fueron, y Allende quedó solo en el palacio en llamas.
 ¿Qué importa de quién fue el dedo que disparó la bala final?
                                                                                                            Eduardo Galeano

El Viaje

El viaje es el relato de una ficción. Nadie ha viajado nunca, nadie ha salido de la geografía de sí mismo. No hay en el viaje relato de lo visto y aprendido en otras latitudes, es completamente imposible, nada se disfrutó o padeció que dentro no morara.
Se narran los hechos de lo viajado, solo existe la travesía interior, el vértigo, nuestra propia identidad.
El viaje es la fascinación ante nosotros mismos, los viajeros son una falacia, no hay ni hubo tales. El texto es el único viajero.
        Vizconde de Chateaubriand

sábado, 6 de diciembre de 2014

Lord Dunsany (1878-1957)

Edward John Moreton Drax Plunkett (Lord Dunsany) nació en 1878, no lejos de Dublin y murió, como todo irlandés que se precie, en Inglaterra en 1957.
A los doce años hereda el título de barón. Fue soldado, cazador de leones, consumado jugador de ajedrez, diestro jugador de cricket, aristócrata afortunado y frívolo personaje.
Poeta, dramaturgo y cuentista, toda su obra se tiñe de un sentimiento mágico por la naturaleza, que nunca escribió sobre las cosas que veía sino sobre las cosas que soñaba.
Dunsany pensaba que la vida es fundamentalmente onírica (emparentada con la mitología celta y la novela gótica). Todos sus cuentos son los de un soñador, del sueño como pesadilla. 
Los héroes, las leyendas, las hadas, la espada, la magia o el talismán, el horror, lo fantástico....vertebran un arrebatado universo, un reino personal que fue, para él, la sustancia íntima de su vida.

viernes, 5 de diciembre de 2014

La isla de las flores


Cortometraje de 1989 realizado por Jorge Furtado. Está considerado como uno de los mejores cortos de todos los tiempos, siendo premiado con el Oso de Plata del Festival de Berlín.
La Isla de las Flores es una acerada crítica cargada de ironía, sarcasmo y cierto toque de humor negro sobre nuestra ¿civilización?

jueves, 4 de diciembre de 2014

La muerte de un presidente

Hace unos diez días me acosté muy tarde. Había estado aguardando despachos muy importantes... Muy pronto comencé a soñar. Parecía envolverme la rigidez de la muerte. Escuché sollozos sofocados, como si varias personas estuviesen llorando. En sueños abandoné el lecho y fui escaleras abajo.
El silencio era quebrado allí por idéntico sollozar, pero los dolientes eran invisibles. Caminé de habitación en habitación. Nadie había a la vista y los lamentos me salían al paso mientras caminaba. Las salas estaban iluminadas, los objetos me eran familiares, pero ¿dónde estaba esa gente cuyos corazones parecían a punto de quebrarse por la aflicción? Me invadieron la confusión y la alarma. ¿Qué significaba todo eso? Decidido a encontrar la causa de un estado de cosas tan chocante y misterioso, seguí hasta la Sala Oriental. Me encontré con una sorpresa perturbadora. En un catafalco se hallaba un cadáver ataviado con vestiduras funerarias. A su alrededor, soldados de guardia, y un gentío que miraba con tristeza el cuerpo yacente, cuyo rostro estaba oculto por un lienzo. 
-¿Quién ha muerto en la Casa Blanca?
-pregunté a uno de los soldados.
-El presidente -me contestó-. Fue muerto por un asesino.

    (Anotado por Ward Hill Lamon, jefe de policía del distrito de Columbia, quien se hallaba        presente cuando Abraham Lincoln narró a un grupo de amigos el sueño que había tenido unos días atrás, y unos días antes de ser tiroteado de muerte, en el teatro Ford de Washington, el 14 de abril de 1865, por John Wilkes Booth.)

miércoles, 3 de diciembre de 2014

El pan disputado


Un musulmán, un cristiano y un judío van de viaje; agotaron sus provisiones y aún les quedan dos días de camino por el desierto.
Esa noche encuentran un pan. ¿Qué hacer? Bastaría para uno, pero es poco para tres. Deciden que lo coma el que tenga el sueño más hermoso. A la mañana dijo el cristiano: Soñé que un demonio me llevaba al infierno, al que pude apreciar en todo su horror. Dijo el musulmán: Soñé que el ángel Gabriel me llevaba al paraíso, al que pude apreciar en todo su esplendor. Dijo el judío: Soñé que un demonio llevaba al cristiano al infierno y que el ángel Gabriel llevaba al musulmán al paraíso, y me comí el pan.
                                                                       Nuzhetol Udeba

Los tiempos muertos


Cortometraje realizado por René Laloux y Roland Topor en 1964.
René Laloux, director de los denominados malditos y apenas conocido a pesar de haber ganado un premio en el Festival de Cannes en 1973. Maestro de las técnicas de animación y creador de ambientes oníricos, terror surrealista y ciencia-ficción.

martes, 2 de diciembre de 2014

Esbozos de vértigo

* En la pared, un grabado muestra el ahorcamiento de rebeldes gascones; en su mirada se mezclan el sarcasmo, la hilaridad y el éxtasis. Diríase  que lo único que temían es que su suplicio acabase...
Espectáculo de felicidad indecible y provocadora del que uno no consigue hartarse.

* Un viejo amigo vagabundo o, si se prefiere, músico ambulante, fue a pasar una temporada a casa de sus padres, en las Ardenas. Un domingo por la mañana, discutió por una tontería con su madre, maestra jubilada, cuando ésta se disponía a ir a misa. Fuera de sí, súbitamente pálida y muda, arrojó al suelo sombrero, abrigo, blusa, falda, bragas, medias y, completamente desnuda, ejecutó una danza lasciva ante su marido y su hijo, quienes, pegados a la pared, aterrados y paralizados, fueron incapaces de detenerla con un gesto o una palabra. Acabada la demostración, se desplomó en un sillón y comenzó a sollozar.

* Varios centenares de turistas, escandinavos en su mayoría, esperan en la frontera española delante de la aduana. A una mujer corpulenta, visiblemente ibérica, le entregan un telegrama; por él se entera de la muerte de su madre y comienza a chillar.
Qué suerte poder descargarse con tanta rapidez de una pena, en lugar de disimularla y almacenarla como hubiera hecho cualquiera de aquellos nórdicos descoloridos que miraban aturdidos y que, víctimas de su discreción y de su compostura, se derrumbarán un día en el diván del psicoanalista.
                                       E.M. Cioran   (o la humillación de ser tan sólo un hombre)