sábado, 30 de agosto de 2014

DECISIONES

Elevarse de un estado miserable tiene que ser fácil hasta con una energía voluntaria. Me levanto bruscamente del sillón, doy vueltas alrededor de la mesa, muevo cabeza y cuello, lleno de fuego los ojos, pongo tensos los músculos a su alrededor. Me opongo a todo sentimiento, saludo violentamente a A, soporto amistosamente a B y delante de C me trago todo lo que se dice, dando largos tragos, a pesar del dolor y del esfuerzo.
Pero aun cuando todo se desarrolle así, cualquier error, que nunca faltará, detendrá todo, tanto lo fácil como lo difícil, y tendré que dar vueltas en círculo hacia atrás.
Por eso el mejor consejo sigue siendo aceptar todo, comportarse como una pesada masa y, aunque uno se sienta como soplado a sí mismo, no dejar que le hagan dar ningún paso innecesario, observar a los otros con cara de animal, no sentir arrepentimiento, en suma: aplastar con la propia mano lo que queda todavía de la vida como fantasma, es decir, aumentar todavía más esa última paz propia de la tumba y no dejar que subsista nada fuera de ella.
Un movimiento característico de semejante estado es pasarse el meñique sobre las cejas.
                                                         Frank Kafka