miércoles, 24 de diciembre de 2014

La uña

El cementerio está cerca. La uña del meñique derecho de Pedro Pérez, enterrado ayer, empezó a crecer tan pronto como colocaron la losa. Como el féretro era de mala calidad la garfa no tuvo dificultad para despuntar deslizándose por la juntura de la tapa y arrastrarse hacia la pared de la casa. Allí serpenteó hasta la ventana del dormitorio, se metió entre el montante y la peana, resbaló por el suelo escondiéndose tras la cómoda hasta el recodo de la pared para seguir tras la mesilla de noche y subir por la orilla del cabecero de la cama. Casi de un salto atravesó la garganta de Lucía, que ni ¡ay! dijo, para tirarse a la de Miguel, traspasándola.
Fue lo menos que pudo hacer el difunto: también es cuerno la uña.
                                                                                            Max Aub