sábado, 13 de junio de 2015

del diario de un niño tonto

    Hoy estoy bastante contento porque he nacido. Confieso que ya tenía bastantes ganas de nacer, pues mientras no se nace, no se es nada, y yo soy una persona con muchas aspiraciones.
Han venido a verme varias señoras y han dicho cosas de mi nariz, y de mis ojos y de mi pelo. Según una gorda de luto, tengo la nariz de mi padre, los ojos de mi madre y la boca de mi tía Catata. Por lo visto no tengo nada mío. ¡Mal empieza esto!
Después de lavarme, cosa que me ha molestado bastante, y que no me explico, pues todavía no me he revolcado por el suelo, me han rebozado con unos polvos blancos que parecen harina, y he temido que fueran a freírme. Pero, afortunadamente, no me han frito y sigo tan crudo como el primer día.
Mis padres han tenido una bronca regular, pues, por lo que he podido oír, a mi madre no le ha gustado nada que yo sea niño, y ha dicho que la culpa de todo la tiene mi padre, que es un egoísta y siempre ha de hacer su santa voluntad. Esto me ha apenado bastante, y de buena gana me hubiera cambiado por una niña, pero como soy tan pequeño, no sé cómo se hace eso.
Todo el mundo me toca la cara con un dedo y me dice no sé qué de "ajito" y de "culú, culú". Me da la sensación de que las personas mayores son menos serias de lo que yo esperaba. Mi familia ha estado discutiendo sobre si me debo llamar Sebastián o debo llamarme Federico. Mi abuela opina que debo llamarme Sebastián en recuerdo a su difunto esposo que se llamaba Fortunato, pero mi padre dice que es mejor que me llame Federico, ya que él se llama así y le va tan ricamente......
                                 Antonio Lara    Diario de un niño tonto  (1958)