sábado, 11 de junio de 2016

Borges responde...

     ¿Ud. cree que hay otra vida?
No. Tengo la confianza de que no haya ninguna otra y no me gustaría que la hubiera. Yo quiero morir entero. Ni siquiera me gusta la idea de que me recuerden después de muerto. Espero morir, olvidarme y ser olvidado.
     ¿Y nunca le interesó la pintura?
Sí; me han impresionado mucho Rembrandt, Turner, Velázquez, Tiziano; me han impresionado algunos pintores expresionistas. En cambio, algunos a los que es ritual admirar, como el Greco, nada. El concepto del cielo que él tenía, lleno de obispos, arzobispos, de mitras, se parecería al concepto que yo tendría del infierno... La idea de un cielo eclesiástico me parece espantosa, de un cielo parecido al Vaticano. Posiblemente le desagrado al decirle esto, ¿no? Pero si el cielo del Greco era eso, estaría deseando ir a otro lado. Lo habría hecho por sentir nostalgia del Purgatorio o del Infierno. Pero en el caso del Greco, esto se debe a que él no creía en esas cosas y se nota esa indiferencia en los cuadros. Él estaba seguro de que no había otra vida, entonces, "para quedar bien", pintaba todos esos obispos.
     ¿Qué músico le interesa?
No sé si tengo derecho a nombrarlo, porque no lo entiendo: Brahms. Creo que es la única música fuera de las milongas o los espirituales o el cante jondo que me emociona. Al mismo tiempo, me doy cuenta de que no tengo derecho a admirarla, porque si me preguntaran en que difiere de otras o en qué consiste, o en qué teorías está basada, no sabría decirlo. La siento de un modo físico, pero tal vez lo importante sea eso, y quizás sea la definición de la poesía también, lo que uno siente como poesía inmediatamente, cuando lo oye. Yo estoy oyendo continuamente rachas así de poesía por la calle. Oigo que la gente más cotidiana y más vulgar dice frases muy lindas y que las dice sin darse cuenta, con inocencia.
                                                     María Esther Vázquez entrevista a Borges (1973)