jueves, 13 de noviembre de 2014

A vuela pluma

Sartén Instrumento de tortura usado en esa institución punitiva por excelencia, la cocina femenina. La sartén fue inventada por Calvino, quien la usó para freír a los bebés que morían sin bautizar. Observando un día el horrible tormento de un vagabundo que incautamente sacó de la basura un bebé frito y lo devoró, el gran teólogo quiso despojar a la muerte de sus terrores, introduciendo la sartén en cada hogar de Ginebra. De ahí se extendió a todos los rincones del mundo y ha sido de invaluable utilidad para la propagación de la sombría fe calvinista.


Beber Echar un trago, ponerse en curda, chupar, empinar el codo, mamarse, embriagarse. El individuo que se da a la bebida es mal visto, pero las naciones bebedoras ocupan la vanguardia de la civilización y el poder. Enfrentados con los cristianos, que beben mucho, los abstemios mahometanos se derrumban como el pasto frente a la guadaña. En la India cien mil británicos comedores de carne y chupadores de brandy con soda subyugan a doscientos cincuenta millones de abstemios vegetarianos de la misma raza aria. ¡Y con cuánta gallardía el norteamericano bebedor de whisky desalojó al moderado español de sus posesiones! Desde la época en que los piratas nórdicos asolaron las costas de Europa occidental y durmieron, borrachos, en cada puerto conquistado, ha sido lo mismo: en todas partes, las naciones que beben demasiado, pelean bien, aunque no las acompañe la justicia.

                                                                        Ambrose Bierce