lunes, 28 de septiembre de 2015

A quien me leyere

    Los libros caían sobre mi máscara (y donde había un rictus de viejo moribundo), y las palabras me azotaban y un remolino de gente gritaba contra los libros, así que los eché todos a la hoguera para que el fuego deshiciera las palabras.....
Y salió un humo azul diciendo adiós a los libros y a mi mano que escribe: "Rumpete libros, ne rumpant anima vestra*" : que ardan, pues, los libros en los jardines y en los albañales y que se quemen mis versos sin salir de mis labios.
El único emperador es el emperador del helado, con su sonrisa tosca, que imita a la naturaleza y su olor a queso podrido y vinagre. Sus labios no hablan y ante esa mudez de asombro, caigo estático de rodillas, ante el cadáver de la poesía.
* "Rompe los libros, pero no rompas tu alma"                             
                                                                                            Leopoldo María Panero (1948-2014)