sábado, 7 de junio de 2014

LA SOLEDAD

   Por aquella finta de tu taco y el garbo inusitado que se desangra de puro tierno, yo te pido, con ausencia de toda filosofía, que te acuestes conmigo pues a este paso, solo, mi piel de cabrito se sigue astillando y me agoniza el gen.
Olvidemos la castidad de tu juanete. Amárrame, por ahora, con las tiras de la badana verde y hebillada que protege tu pie rucio, arrebozado en talco, antes que la agonía y la moda nos mate a los dos.
                                                                          Hernán Lavín Cerda