miércoles, 4 de marzo de 2015

Apertura

Todos los ruidos habituales, roces de sillas, carraspeo de gargantas, toses apagadas, restregamiento de pies, crujidos, chirridos de polvo; más cerca la ropa se ablanda con el calor.
Un auténtico bosque que invierte sus hojas, las orienta en todos los sentidos.
   Apertura: raja, orificio, espacio vacío en el interior de un cuerpo, principio, inauguración destinada a ambientar la obra que sigue a continuación. ¡Música! ¡Comedia! Cierto, la innegable superioridad de la mujer sobre el hombre; él cae en la trampa. Basta con representar una escena y añadir: ¡poséeme! ¡Teatro! Los tres timbres. El silencio se mantiene gracias al pesado telón que cuelga con sus pliegues canalizados hacia el suelo de modo que permanezca cerrado. La espera, minutos tan largos como los de la noche antes de que aparezca desnudo, impúdico, un bosque o una calle, una habitación despanzurrada, un vientre. (Fragmento)

Janine Aeply  Una chica casadera (1961)
Janine Aeply desarrolla en esta sutil y poética novela erótica, el tema de la angustia femenina ante la ausencia del compañero sexual que, de una forma exasperada y llena de alucinaciones, es reemplazado por una delirante orgía de la imaginación. Con la evidente presencia en cada una de sus páginas de la masturbación física y mental de la protagonista, Una chica casadera es una novela en la que, en todo momento, predomina un lirismo y una capacidad evocativa poco común en este tipo de literatura.