lunes, 16 de marzo de 2015

Historias de Rabinos


(*) Un hombre viajó a Chelm a fin de pedir consejo al Rabino Ben Kaddish, el más sabio de todos los rabinos del siglo XIX y quizás el pelmazo más importante desde la Edad Media.
 -Rabino -preguntó el hombre-, ¿dónde puedo encontrar la paz?
El hasídico lo miró y dijo:
 -¡Rápido, mira detrás tuyo!
El hombre dio media vuelta, y el rabino Ben Kaddish le dio en la nuca con un candelabro.
 -¿Es paz suficiente para ti? -le dijo ajustándose su casquete.

(*) El Rabino Raditz de Polonia era un rabino muy bajo con una barba muy larga. Se dice de él que inspiró muchas reyertas con su sentido del humor.
Uno de sus discípulos le preguntó:
 -¿Quién era el preferido de Dios? ¿Moisés o Abraham?
 -Abraham -replicó el judío.
 -Pero Moisés condujo a los judíos a la Tierra Prometida -dijo el discípulo.
 -Pues bien, entonces Moisés - contestó.
 -Comprendo, Rabino. Fue una pregunta estúpida.
 -No sólo eso, sino que eres un imbécil, tu mujer es un horror, y si no dejas de pisarme, quedas excomulgado.

(*) Un hombre que no podía casar a una hija suya muy fea, visitó al Rabino Shimmel de Cracovia.
Tengo una gran pena en el corazón -le dijo- porque Dios me ha dado una hija fea.
 -¿Cuán fea? -preguntó el rabino.
 -Si la tumbara en un plato al lado de un arenque, usted no podría distinguir quién es quién.
El rabino de Cracovia pensó un largo rato y por último preguntó:
 -¿Qué clase de arenque?
El hombre, sorprendido por la pregunta, pensó rápidamente y contestó:
 -Eh... un arenque Bismark.
 -¡Qué lástima! -exclamó el rabino-. Si fuera del Báltico tendría más posibilidades.
  
      Woody Allen   Como acabar de una vez por todas con la cultura (1966)