miércoles, 13 de julio de 2011

MARK TWAIN (1835-1910) Diario de Adán y Eva

"Diario de Adán y Eva" es una pequeña joya del humor negro escrita por un Mark Twain muy poco conocido, que poco tiene que ver con el autor de las aventuras de Tom Sawyer o Huckleberry Finn. Mordaz hasta el sacrilegio, el genio de Twain es aquí ácido y cómico a la vez.

*Fragmentos del diario de Adán
Lunes
Esa nueva criatura de pelo largo me sale al paso a cada momento. Siempre anda rondándome y persiguiéndome. Esto no me gusta; no estoy acostumbrado a la compañia. Me gustaría que se quedara con los otros animales....Nublado hoy, ventoso en el este; creo que se nos viene la lluvia....¿Nos? ¿De dónde saqué esa palabra? Ahora me acuerdo: la nueva criatura la usa.
Martes
Estuve observando la gran caida de agua. Es la cosa más agradable del Estado, me parece. La nueva criatura la llama Cataratas del Niágara, no sé por qué. Dice que parece las Cataratas del Niágara. Eso no es una razón, es simplemente capricho e imbecilidad. Yo no tengo oportunidad de ponerle nombre a nada. La nueva criatura se lo pone a todo lo que aparece, antes de que yo pueda protestar. Y siempre da la misma excusa: se parece.
Miércoles
Me hice un refugio contra la lluvia, pero no pude disfrutarlo en paz. La nueva criatura se metió. Cuando traté de sacarla empezó a derramar agua por los agujeros con que mira, y a secarse con el revés de su mano, y hacía el mismo ruido que hacen otros animales cuando están doloridos. Quisiera que no hablara. Está siempre hablando. En la pobre criatura hablar suena como un vulgar murmullo, un parloteo; pero no lo digo en serio. Nunca escuche antes la voz humana, y todo sonido nuevo y extraño que se introduce en la solemne quietud de estas ensoñadas soledades ofende mi oido y me suena como una nota falsa. Y este nuevo sonido está tan pegado a mí; está justo en mi hombro, justo en mi oreja, primero de un lado y después del otro, y yo sólo estoy acostumbrado a los sonidos más o menos distantes.
Viernes
El poner nombre a las cosas continúa temerariamente, a pesar de lo que yo pueda hacer. Yo tenía un nombre muy bueno para el Estado, y era musical y bonito: JARDIN DEL EDEN. En privado lo sigo llamando así, pero no en público. La nueva criatura dice que está lleno de bosques, rocas y paisajes, y que no se parece a un jardín. Dice que parece un parque, y ninguna otra cosa sino un parque.
En consecuencia, sin consultarme, ha sido rebautizado: PARQUE CATARATAS DEL NIAGARA. Esto es bastante arbitrario, me parece. Pero además hay un letrero:
                                                      
                                                           NO PISAR EL CESPED

* fragmento literal del original